historia de las disciplinas ciencias, geografía y matemáticas.
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Un conjunto'de colegas ha brindado su colaDoracion
en aspector. directos o colaterales a la investigación. Ellos son
Carlos NevUand (Universidad Carlos 111 de Madrid, España), A l
berto Martinez Boom (Univer.;idad Pedagógica Nacional, C o
lombia), Willheim Brinkmann (PaVdagogik Institut, Flensburg,
Alemania), J . Sigrist (U N IC A M P ), Mariano Fernández Enguita(Universidad Complutense de Madrid, España), Regis de M o
láis (U N IC A M P), A. Uhle (U N IC A M P ), Renato Janine Ribeiro
(Universidade de Sao Paulo, Brasil), Ricardo Baquero-iUNC) y
l'lumberto Guido, quien me inició en el estudio de la obra de
J . B. Vico. Para ellos todo mi agradecimiento.
Finalmente, agradeciinientos a Irene y Jorge Vega;
Pepe y Marta Nardi y Lucía E^tevinho Guido y uno especialpa
ra Silvina Gvirt/’ , por sus lecturas y correcciones del original,
por sus sugerencias y por el apoyo y aliento permanente.
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un cuerpo
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Infancia y p e d a g o g ía
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)La-aijáez representa el punió de pai lidó y el punto de
Jlegada^d^g la Dedaqoqíá~lil motivo de casi todos sus desv¿ios\i
ia fuente de buena parte de sus preocupaciones. Eldf^splieyue
de instiumentos capaces de reconocer el deiTOtcro inicial del
discurso pedagógico necesita antes que nada observar de cer
ca ese elemento anterior y fundamental; esa condi t i o sine qua
non de la producción pedagógica: la infancia.
Antes de pretender historizar los piincipales dispositivos
discursivos de la pedagogia es menester recalar en esos focos que
iluminan su devenir. La razón deser del educador —-tenazmente
pretendida— es iin supuesto irrefutable que aquí seiá esquemáti
camente expuesto con el fin de develar sólo los principales carac
teres usualmente normalizados poi la pedagogía.
A través del análisis de textos pedagógicos fundamen
tales, se intentará demostrar el múltiple juego ofrecido por la
pedagogía. Por un lado proclama ser tributaria del concepto
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hist6 nca? d<- la niñ- '■ !'” itn«nc ' lu '
y i.-iéui&nié un pioceso de segregación e reintegración de sentidos, contribuye a la
construcción de la infancia, de la que declara ser subsidiaria. Fi
nalmente, se posiciona como reivindicadora de una infancia
naturalmente normal; inversa "a la “ trndicionar visión del niño
como adulto en pequeñóT" '
-"!la“pgrfagügíá^ en tanto producción discursivadestina
da a normar y explicar la producción de saberes en el ámbito
educativo-escolar, dedica sus esfuerzos a hacer de esos peque
ños “ futuros hombres de provecho", o “ adaptados a la socie
dad de manera creativa", o :“ sujetos críticos y transformado
res", etc. La pedagogía obtiene en la niñez su excusa irrefuta
ble de intervención para educar y reeducar en la escuela, para
participar enla formación de los seres humanos y los grupos
sociales(^Para el pedagogo, la infancia es el pasaporte a su pro
pia inserción en un futuro posible, futuro en que los hombres
vivirán, en gran medida, de acuerdo a aquello que ha sido por
ellos efectuado años antes, en los de su infancia y, en conse
cuencia, en los de su educación. Com o se habrá de- verificar
más adelante, la pedagogía se erigecomo un "gran relato" en
estrecha conexión a la narración de una infancia deseada en
una sociedad deseada.*
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L'i infancia es no solamente campo de proyecciones
sino, y sobre todo en lo que aquí interesa, fuente de preocupa
ciones’teóricas. La infancia parece haber generado un ancho
abanico de discursos que la contextúan axiológicamente, la
perfilan éticamente’ la explican científicamente, lapredicen de
acuerdo a esos c á n o n e s .^ infancia es ia clave obvia de la exis
tencia de la psicología del niño y de la pediatría: un recorte es
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pecifico del ciclo vital humáno que justifica la elaboración de un
sinnúmero de premisas y afirmaciones igualmente'específicas,
particulares de esa etapa de la vida del hombre,' exclusivas de
la niñez.'
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^'Existen, por...
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