Historia del fotógrafo - Fragmentos de amor furtivo
Gritaba como una loca, con la piel erizada, se estremecía como en un ataque epiléptico, incapaz de soportar en silencio y en quietud tanta delicia, fuera de sí, hundida en ese mundo por fuera del mundo al que tan sólo podemos visitar unos segundos. Esos gritos a él también lo alejaban de larealidad, le obnubilaban finalmente su cabeza demasiado pensante, le enloquecían el tino, le tapaban las enredaderas, le daban una fuerza invisible en los riñones, lo devolvían a su pasado de simio, le anunciaban una alegría animal que era como corrientes de sangre electrizada por todas las células de su cuerpo, lo arrancaban de esta realidad, lo sumergían por unos pocos segundo en la otra.Terminaba también él bufando como un animal herido, anclaba su cuerpo entero en el mar de la dicha, y quedaban ambos agotados en una alegría simétrica, en el más feliz cansancio.
Al rato Rodrigo, quería volver a verla entera y bien, sin las nubes borrosas de la miopía, volvió a ponerse los anteojos de montura de tortuga y ella se acordó de la historia de los lentes. Mientras Rodrigo la miraba conmucha mas atención que a una obra de arte, sus oídos empezaron a oír la tortura de otra historia, la tortura y el gusto de otra historia.
-Al fotógrafo lo tuve hasta que me tomó una foto por dentro. No fue hace muchos años y todo empezó, claro, con unas fotos. Yo había visto que el tiempo pasaba, que en mi cuerpo se iban quedando a vivir las huellas de su paso. Y entonces quise detener, al menos enla película y en un papel, ese instante en el que yo también fui joven, deseable, atractiva. El fotógrafo me miraba mucho, me hablaba mas de la cuenta, me decía que ya sabía cómo retratarme.
Era un buen fotógrafo, simpático. Soltaba frases que a veces me hacían reír, tomaba fotos de mujeres sin blusa y sin tapujos, con unos ángulos rarísimos, con unos ojos nuevos. Vivía llamándome por teléfono,correteándome por la calle, yendo a verme a la piscina, y todo el tiempo me insistía en que quería retratarme, como fuera, y que ojalá fuera de cuerpo entero, en cueros, y me decía que lo llamara a cualquier hora, del día o de la noche, cuando me decidiera, a cualquier sitio, que él saltaría a tomarme las fotos en el mismo instante en que yo estuviera al fin dispuesta.
Acababa de empezar lahistoria y ya Rodrigo sentía un nudo de celos y de rabia.
-Yo no quería y siempre le dije que no y que no y que requete no, pero un día lo llamé a su casa y luego fui a su estudio, a ver la cosa y como quien no quiere la cosa, a ver, en fin, si me animaba. Y me animé. Sus fotos me encantaron, me sedujeron.
Porque a mí siempre me ha seducido lo bien hecho, lo que revela cierta maestría, una destreza,...
Regístrate para leer el documento completo.