Imagine

Corría el año 1971, mas específicamente el 8 de Septiembre de ese año a las 3 de la tarde en la ciudad turca de Estambul. Se celebro una conferencia de la ONU a la que asistieron los representantesde países grandes y pequeños, ricos y pobres, para discutir diferencias económicas y políticas en el mundo.
Se debatieron muchas cuestiones, e inesperadamente el representante estadounidense pide lapalabra: "representantes de todas las naciones del mundo, debemos dejar de lado nuestras diferencias y unirnos por el bien común, estamos cansados de ser criticados por nuestros interesescapitalistas, consumistas y egoístas, desde hoy en adelante mi pueblo no se meterá en conflictos ajenos y promoverá la paz" dijo.
Por unos instantes un silencio pasmante lleno el salón, un silencio paralizanteque denotaba el asombro de los presentes de la gran sala. Inesperadamente comenzo un ruido extraño, casi desubicado, algo inoportuno ante la increíble declaración espontanea del colega yankee, seescuchaba un aplauso, un aplauso muy lejano, solitario, casi fantasmal, provenía del representante ruso, el cual exclamo: "¡si a la paz, no a la guerra!". Antes de que el traductor tuviera tiempo dedescifrar para los demás lo que este había dicho, ya había estallado una ola de aplausos y exclamaciones de todas las personas allí presentes, de alguna manera el mensaje había llegado. Luego elrepresentante japones exclamó "¡yo también!", el Alemán tambien y así suscesivamente varios estuvieron de acuerdo. Los paises en conflicto se pusieron en lugar del rival y cedieron en sus intenciones, seresolvió dar un gran porcentaje del dinero de las potencias a los países mas pobres para crear la igualdad. Todo este accionar llevo a que la gente tenga empatía, que piensen en en el de al lado y lo ayuden.Incluso las religiones pactaron el acuerdo de que todos queremos paz, unidad y simplemente ser felices, con distintas creencias y tradiciones, pero con el mismo fin. Incluso John Lennon presto...