Independencia De Estados Unidos

Los movimientos sociales de rebeldía tampoco tardarían mucho en llegar. Sólo faltaba crear una conciencia de clase que resistiera ante condiciones de trabajo extremadamente rigurosas: jornadas de tra- • bajo full time de doce a dieciséis horas -hombres, mujeres y niños-, de día o de noche, en condiciones inhumanas. Ante los crecientes beneficios de la burguesía, era casi lógico que se dijese que«el medio más seguro de obtener riqueza consiste en mantener una multitud de pobres laboriosos». Esto se afirmaba ya en 1705. Aún más radicales eran las voces que exclamaban que «sólo los idiotas ignoran que se debe mantener a las clases más bajas en la pobreza para que sean industriosas». En 1776, Adam Smith afirmaba, sin embargo, lo contrario. En su Riqueza de las Naciones sostenía que la miseriaproducía un elevado índice de mortalidad infantil y reducía la oferta de trabaje; por otro lado, Smith mantenía la creencia de que los salarios altos daban al trabajador un incentivo para trabajar con más intensidad. Así pues, los obreros son más activos, diligentes y eficaces con ingresos altos. Las grandes polémicas sobre la elevación de los salarios y sus efectos sobre la productividad, lademanda y la inflación, no habían hecho más que empezar.
Los dos ritmos históricos del siglo XVIII
Aunque es un tópico en la historiografía española e hispanoamericana considerar esta centuria como reformista e ilustrada, el historiador actual debe precisar el momento del cambio, si bien la segunda mitad del siglo contempla una mayor celeridad en la aclimatación de las instituciones de «NuevaPlanta». Si se busca una fecha significativa, ésta sería 1762-1763, años de la ocupación y liberación de La Habana, culminación de la acción británica sobre el Caribe español y de la toma de conciencia imperial para aplicar las primeras reformas eficaces.
Desde la entronización del primer Borbón, Felipe V, en situación bélica internacional, que afectó poco a la América Hispana (algún sucesosecesionista en Venezuela y un proyecto de conspiración en México), aunque si más por sus consecuencias (la paz de Utrecht marcó la penetración «legal» de franceses e ingleses en el monopolio comercial), las reformas no se hicieron esperar, aunque dominó la inercia política de corte continuista.
Estos cambios institucionales fueron de muy diversa índole: administrativos o de gobierno (Secretaria deDespacho de Marina e Indias, en 1714; creación del virreinato de Nueva Granada. 1717-1739) y económicos (traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717: reforma en el sistema de flotas a Nueva España, en 1740: cambio de sede de la feria novohispana, de Veracruz a Jalapa: organización de compañías mercantiles, y extinción de las encomiendas de tributo). No obstante los resortesreformadores puestos en juego, la aplicación, y sus consecuencias beneficiosas para el sistema imperial, no pudieron atisbarse hasta mediados del siglo XVIII, y más propiamente, a partir de la sexta década de la centuria.
Hispanoamérica y las reformas borbónicas
En la segunda mitad del siglo XVIII, se produjo un esfuerzo de las metrópolis coloniales con el objetivo de reestructurar la realidad políticaamericana, a causa de la presión de las potencias europeas a favor de una decidida intervención. Las reformas tomaron una fundamental dimensión fiscal, porque los conflictos internacionales comprometían hombres y recursos

tiles en el seno de los imperios coloniales. La reforma fiscal se vio coronada por el éxito, mientras que la institucional sólo fue un triunfo a medias, por no querer pagar elgobierno metropolitano a un funcio-nariado asalariado de base. Finalmente, la reforma social quedó proyectada en el sentido de romper las antiguas categorías sociales, en torno a los grupos étnicos, con objeto de poder integrar a los nuevos cuerpos sociales en una expansión económica del sector mercantil.
A pesar de todas las contradicciones, mal que bien, las potencias coloniales pudieron...