industria xeneize
Los testimonios de la leyenda recogidos porVicent-Campon en Hispanoamérica: el más antiguo se remonta al año1987, en Honduras. Además, una recopilación publicada en 1989 en Perú, Pishtacos: de verdugos a sacaojos, muestra la continuidad entre laleyenda urbana sobre tráfico de órganos y relatos tradicionales muy anteriores sobre los pishtacos, hombres blancos que raptaban indígenas para degollarlos y sacarles la grasa. Ésta se enviaba luego aEspaña, donde se empleaba en la fabricación de campanas, la preparación de ungüentos medicinales y la lubricación de maquinaria. En 1987, los rumores sobre pishtacos reaparecen en Ayacucho, la zona dePerú más castigada por el terrorismo de Sendero Luminoso. Los pishtacos son ahora gringos que matan niños y jóvenes para extraerles la grasa, con la que el gobierno amortiza la copiosa deuda externadel país. En 1989, el rumor aparece, transformado, en Lima: los atacantes se llaman Sacaojos, pues extraen los ojos de los niños y trafican con ellos. En España figura similar al pishtaco enel Sacamantecas, que robaba niños para extraerles la grasa corporal que se utilizaban para aliviar las dolencias de los nobles.
¿Por qué se considera éticamente inaceptable el comercio de órganos?
Porser una forma abominable de explotación del hombre contra el propio hombre, permitiendo una desigualdad en las oportunidades de seguir viviendo gracias a un trasplante, a favor solo de los ricos...
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