Ingeniero Mecanico

Una luz de almacén

El 21 de febrero de 1947 se iniciaron las obras del primer gasoducto argentino, que transportaría el gas desde la ciudad de Comodoro Rivadavia hasta la Capital Federal y ciudades intermedias. En la localidad de Llavallol, provincia de Buenos Aires, el propio Juan Domingo Perón soldó el tubo inaugural, y en su discurso aseveró que esa era “otra de las obras que no necesitanpropaganda”, (aunque el gasoducto llevaría el nombre del presidente en ejercicio). Pero la historia no sólo se escribe con grandes nombres. ¿Qué hubiera sido de los más de quinientos trabajadores que comenzaron entonces a trabajar en el proyecto, en la intersección entre la ruta 205 y Camino de Cintura, sin el almacén de los Tronchín, que servía los desayunos, los almuerzos, las cenas, aperitivosy picadas, desde fecha tan temprana como 1926 y hasta hace nada más que dos años? También operaban un surtidor de YPF, a palanca, en la entrada al establecimiento. Eran cinco hermanas-Teresa, Haydee, Estela, María Angélica y Raquel Olga-, un hermano, Carlos; papá Pedro y mamá Vicenta.

“No estuve en el discurso, pero vi pasar a Perón delante del almacén”, dice una de las hermanas, por entoncesde quince años, “Bajó de un Packard negro. Ya no me acuerdo si el vestido de Evita era rojo a lunares blancos, o viceversa. El almacén quedó vacío… hasta que terminó el discurso”.

El recorrido de tubos, que abarcaba más de 1700 kilómetros, concluyó el 17 de septiembre de 1949. Y el 29 de diciembre de ese mismo año el gasoducto se puso en funcionamiento para su uso público. En el discursoinaugural, Perón había hecho referencia a la importancia de la obra para la llegada del gas a todos los habitantes del país, “sin diferencias de categorías”; y agregó: “Estoy persuadido… de que dará nacimiento a una nueva era para la Nación en materia de combustibles”. De hecho, la dirección geográfica de la obra, esto es, su punto de partida en la provincia de Buenos Aires rumbo a Comodoro Rivadavia yno viceversa, parece haber obedecido a razones de seguridad, en precaución de posibles maniobras de distracción del emprendimiento, por parte de empresas o intereses a los que no favorecería la sustitución de fuentes de energía.

Pero el almacén de los Tronchín, sito en Camino de Cintura 50 (Luis Guillón), con sus milanesas y ravioles, o medialunas y bizcochos de grasa, según la hora y laoportunidad, se mantenía saludablemente ajeno a estas especulaciones. Otra de las hermanas recuerda la primera vez que vio un helicóptero, en algún momento durante la construcción de la obra. Un enorme e imponente insecto negro, reluciente y al acecho. Justo en el momento en que la adolescente admiraba enmudecida la nave, un cliente se apersonó en la barra a pedir pan y cien gramos de fiambre. La jovenalmacenera no se decidía a atenderlo, a la espera de ver el helicóptero despegar. Tal vez el helicóptero jamás hubiera despegado, ni el cliente se hubiera comido nunca su sándwich, de no haberse revelado a los diez minutos el entuerto: el cliente y el piloto del helicóptero eran la misma persona.

El ingeniero Canessa, primer director de Gas del Estado, era otro de los habitué del almacén, alque concurrían todas las categorías de trabajadores.

“Jamás hubo un hecho penoso”, recuerda la menor de las hermanas, “Era otra época. Imagínese, tantos operarios, tantos años, y nunca nada que lamentar”.

La obra no sólo resultó eficaz y monumental en el mejor sentido, sino que puso a la Argentina a niveles similares a los de Estados Unidos y la Unión Soviética en cuanto al aprovechamiento delgas natural.

Los Tronchín, Pedro y Vicenta, habían llegado al país en 1913. Si bien el almacén funcionó aceitadamente desde sus inicios, la puesta en marcha de la obra del gasoducto, su realización y posterior vida útil, representó un período de auge para la extendida familia. Una metáfora amable, transparente, de un país que conoció tiempos de pujanza, respeto entre las personas y vocación...