Ingeniero

Benjamin y la modernidad El lado de la sombra Raquel Ángel1 Resumen:

Progreso y barbarie, historia y catástrofe: Benjamin pudo leer en los signos de su época cómo las promesas redentoras de la Ilustración –hombres autónomos, sociedades libresiban diluyéndose, una tras otra, a contramano de las estructuras imaginarias de la Modernidad. Pensador del estallido, de las mutaciones, de lostravestismos ideológicos, buceador de la memoria, rastreador de olvidos y derrotas, Benjamin pudo descifrar el lado oscuro de la razón, la barbarie instituyente en el corazón mismo del proyecto civilizador, la inversión dialéctica de la filosofía del progreso, de las promesas de libertad e igualdad en su contrario: la lógica del horror que, desde la Primera Guerra Mundial, no cesaría de “amontonar ruinasobre ruina”. Benjamin auscultó a fondo la sociedad de su tiempo y vislumbró en el hedonismo consumista, en el reinado fetichista de la mercancía qué tipo de sujeto se estaba perfilando. Iba a descubrir que ese fetichismo era una señal clave para entender el idiotismo moral que terminaría despojando al sujeto de su experiencia, impidiéndole la percepción del capitalismo “como infierno secularizado”,empujándolo, por fin, a la aceptación pasiva de las políticas de exterminio, a la imposibilidad de identificación con las víctimas, a la indiferencia, a la sumisión. Sobre estos ejes temáticos, que recorren la obra benjaminiana, gira el presente trabajo.

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Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, Docente Titular de la Cátedra

“Modernidad y genocidio”, Carrera “Capitalismo y derechoshumanos”, rangel1@speedy.com.ar

Benjamin y la modernidad El lado de la sombra

¿Cómo pensar a Benjamin, su pasión, su intransigencia, su trágico final, en una época que ha olvidado el sentido de la tragedia? ¿Cómo nombrar aquello que profundamente fue: un pensador del riesgo, de los límites, de las fronteras? En el cruce de todos los caminos, como lo sitúa Michael Löwy1, acaso por esopermaneció extraño y desconocido durante varias décadas. Pero, quizá sea eso lo que logró salvarlo de los encasillamientos académicos, que suelen exorcizar del demonio de la crítica a aquello que presentan como “novedades” teóricas. Decir que hizo elecciones sin retorno y que cumplió con ellas hasta las últimas consecuencias es quizá un modo de acercarse a Benjamin. Pero hay que seguir avanzando paradescubrir en sus textos, detrás de sus palabras, el feroz universo en que fueron escritas o pensadas. Walter Benjamin pudo descifrar, en la intrincada trama de su época, el lado oscuro de la razón, la barbarie instituyente en el corazón mismo del proyecto civilizador, la inversión dialéctica de las promesas de libertad e igualdad en su contrario: la lógica del horror que, desde la Primera GuerraMundial, no cesaría de amontonar ruina sobre ruina2. “Y si el enemigo vence, ni los muertos estarán seguros. Y este enemigo no ha dejado de vencer”, reflexionó Benjamin en sus “Tesis de Filosofía de la Historia”3. Mucho antes, en otros textos, había hablado de la gente que volvía enmudecida de los campos de batalla, de la absoluta pérdida de experiencia de “una generación que, precisamente, de 1914 a1918, había tenido una de las más atroces experiencias de la historia” y que, sin embargo, no pudo comunicar. “Una generación que había ido a la escuela en tranvía tirado por caballos, se encontró indefensa en un paisaje en el que todo, menos las nubes, había cambiado y en cuyo centro, en un campo de fuerzas de explosiones y corrientes destructoras, estaba el mínimo, quebradizo cuerpo humano”4.Era una voz solitaria la de Benjamin. Durante mucho tiempo siguió siéndolo. Proclamaba cosas imposibles para la moral de su época: la fuerza de la crítica total, de la denuncia, del rechazo a una sociedad conformista y vacía, cuyo rasgo común era la ausencia total de piedad hacia los vencidos de la Historia. Interpelaba al sujeto de la Modernidad, aquel que justamente no podía escucharlo,...