Juan Salvador Gaviota
Un relato
Richard Bach
Fotografías de Russell Munson
Jonathan Livingstone Seagull, © 1970.
Traducido por Carol y Frederick Howell
Editorial Pomaire, 1975[pic][pic]
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Hay quien obedece a sus propias reglas porque se sabe en lo cierto; quien cosecha un especial placer en hacer algo bien; quien adivina algo más que lo que susojos ven; quien prefiere volar a comprar y comer; todos ellos harán duradera amistad con Juan Salvador Gaviota. Habrá también quienes volarán con Juan Salvador Gaviota por lugares de encanto y aventura,y de luminosa libertad. Pero para unos y otros será una experiencia que jamás olvidarán.
Al verdadero Juan Salvador Gaviota
que todos llevamos dentro
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Amanecía, y elnuevo Sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo.
Chapoteaba un pesquero a un kilómetro de la costa cuando, de pronto, rasgó el aire la voz llamando a la Bandada de la Comida y una multitudde mil gaviotas se aglomeró para regatear y luchar por cada pizca de comida. Comenzaba otro día de ajetreos.
Pero alejado y solitario, más allá de barcas y playas, está practicando Juan SalvadorGaviota. A treinta metros de altura, bajó sus pies palmeados, alzó su pico, y se esforzó por mantener en sus alas esa dolorosa y difícil posición requerida para lograr un vuelo pausado. Aminoró suvelocidad hasta que el viento no fue mas que un susurro en su cara, hasta que el océano pareció detenerse allá abajo. Entornó los ojos en feroz concentración, contuvo el aliento, forzó aquella torsiónun... sólo... centímetro... más... Se encresparon sus plumas, se atascó y cayó.
Las gaviotas, como es bien sabido, nunca se atascan, nunca se detienen. Detenerse en medio del vuelo es para ellasvergüenza, y es deshonor.
Pero Juan Salvador Gaviota, sin avergonzarse, y al extender otra vez sus alas en aquella temblorosa y ardua torsión –parando, parando, y atascándose de nuevo–, no era un...
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