jung
Edición de Wiliam McGuire y R.F.C.
Hull
Editorial Trotta
Mayo de 1958, Jung frente a los estudiantes del Instituto C.G. Jung de Zürich. Notas tomadas por Marian Bayes,
publicadas doce años más tarde, en Spring.
Tendemos a identificar nuestra naturaleza ctónica con mal y nuestra naturaleza espiritual con
bien. Debemos aceptar las fuerzas oscuras y dejar de proyectarlas. ¿Qué es aceptación?
Algunas cosas no pueden ser aceptadas. Si el análisis es honesto llegará a un problema
imposible, a un problema que no tiene solución. Gran parte de la naturaleza instintiva está
reprimida y brota. ¿Y entonces? Nadie es capaz de manejarla; nadie sabe qué hacer. Váyanse a la cama. Piensen en su problema. Examinen lo que sueñan. Quizá hablará el Gran
Hombre que tiene 2.000.000 de años. Sólo en un callejón sin salida oirán su voz. El impulso a
convertirse en uno mismo es irresistiblemente fuerte, y siempre podrán contar con él, pero
eso no quiere decir que las cosas tomen necesariamente una buena dirección. Si uno no se interesa en su propio destino, lo inconsciente lo hará.
Hay aquí una montaña de simbolismo. No pretendo probar una teoría, como la gente piensa.
He acumulado símbolos para dar al analista una posibilidad de conocer el simbolismo, para
que pueda interpretar los sueños. ¡Como si nosotros conociéramos la Naturaleza! ¡O la psique!
El hombre con 2.000.000 millones de años quizá sepa algo. No me cuesta conversar con primitivos. Cuando hablo del Gran Hombre, o su equivalente, lo
comprenden. El Gran Hombre es algo que reacciona.
El analista necesita conocimientos para interpretar aquello que dice lo inconsciente, y debe
creer en su propia interpretación. Ha de tener coraje, debe ayudar; es como si un hombre se
estuviera desangrando mientras usted medita. Lo único que puede decir es: . ¡Firmeza! Debe ser lo mejor que uno pueda dar. Ni trampas ni ligereza ni rutina; el diablo está a su espalda en
ese momento. Hay que ser honesto para saber si de verdad uno está haciendo lo mejor que
puede. Y si es lo mejor ante Dios las cosas van bien. Pero puede ocurrir que vayan mal. Nos
adentramos en asuntos difíciles; es el destino. El hombre se analiza para poder morir. Yo he
analizado hasta el fin con el fin a la vista: para acompañar al individuo de modo que pueda
morir. El analista debe ayudar a la vida mientras pueda.
Existe el prejuicio de que el análisis es el arte de permitir que emerja lo inconsciente, como
quien abre las jaulas de un zoológico. Esa es una parte del análisis, pero no debe hacerse de una manera irresponsable e imprudente. Es tan sólo la fase preparatoria. El análisis principal es
qué hacer con las cosas que han emergido de lo inconsciente. Uno debe observar la tendencia
subyacente, cuál es la voluntad de Dios. Uno está condenado si no la sigue. Arruinará su vida,
su salud. Ha vendido parte de su alma, o la ha perdido.
Para los primitivos, perder el alma es morir.
El análisis es una larga discusión con el Gran Hombre, un intento poco inteligente de
comprenderle. De cualquier modo es un intento, y así lo entienden ambos, analista y paciente.
(El naskapi1 tendría una gran ventaja, porque se daría cuenta de que es una discusión con el
Gran Hombre). Trabajen hasta que el paciente pueda ver esto. El Gran Hombre puede, de golpe, cambiar completamente el aspecto del asunto; o puede ocurrir cualquier cosa. Así, uno
aprende sobre la peculiar inteligencia del trasfondo; uno comprende la naturaleza del Gran
Hombre. Uno aprende sobre sí mismo frente al Gran Hombre, frente a sus postulados. Ese es
el camino que atraviesa las cosas, cosas que parecen desesperantes y sin respuesta. El meollo
es: ¿Cómo vas a responder a ...
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