La Ascensi N De Jap N
La historia del Japón contemporáneo, marco en el que situar la formación del imperialismo
japonés, se divide en tres fases. La primera, entre 1868 y 1912, es la época de la revolución
Meiji. Significa la modernización y occidentalización. Liberado Japón de la incipiente
dependencia colonial occidental, se permite un completo desarrollo que le transforma en gran potencia mundial. Hay dos momentos en este proceso: de 1868 a 1881 es el período de las
reformas y la consolidación de la revolución Meiji; reformas que tienden a transformar
ampliamente la sociedad japonesa, aunque manteniendo su base tradicional. El segundo
momento, de 1881 a 1912, corresponde al apogeo del Japón Meiji, con la nueva organización e institucionalización del Estado y la sociedad, y a los comienzos de la expansión territorial e
imperial que, en su plenitud, configura un imperialismo propio, rival del occidental. La segunda
fase, de 1912 a 1937, es la época del Japón potencia mundial: entre la Primera y Segunda Guerra
Mundial se suceden las llamadas era Taisho, entre 1912 y 1926, y era Showa, desde 1926. Japón se convierte en un nuevo centro de poder mundial. Su vida política y económica está dominada
por los grupos oligarcas, financieros y militares, que mantienen el crecimiento capitalista y la
prosperidad económica, el control político y la expansión exterior. Con ello, en el orden interno,
desde las bases de un sistema que se considera liberal, se tiende a formar un régimen autoritario,
y en el plano externo, a construir un Nuevo Orden en Asia oriental que consagre el poderío japonés. La tercera fase, de 1937 a 1945, es durante la Segunda Guerra Mundial: en el orden
interno se llega al gobierno de los militares, y en lo internacional, a la alianza con las potencias
del Eje, llevando el proceso bélico a la derrota japonesa en el año 1945. A lo largo de este
proceso se formula el imperialismo nipón, que entra en rivalidad y conflicto con los imperialismos occidentales hasta entonces dominantes en Extremo Oriente. Configuran este
imperialismo tres factores: la ascensión diplomática e internacional de Japón a potencia mundial,
la concreta expansión territorial exterior impulsada por las necesidades de ese mismo
crecimiento económico y político que lleva al país a construirse un imperio colonial propio en Asia oriental y, por último, los fundamentos ideológicos y sociales del ultranacionalismo e
imperialismo japoneses en el seno de su propia identidad histórica. Resultado de todos estos
elementos es la construcción del Nuevo Orden japonés en Extremo Oriente.
La ascensión de Japón
Según J. W. Hall, la historia diplomática de la ascensión de Japón a potencia se desarrolló en
diversas fases, hasta que el país, tras surgir victorioso sobre Rusia en 1905, entró en una nueva
etapa de su evolución histórica contemporánea con la muerte del emperador Meiji en 1912, que
puso simbólico fin al intenso período iniciado en 1868. Este largo proceso comenzó en la década
de los sesenta del siglo XIX, cuando los nuevos dirigentes japoneses se vieron precisados a
negociar tiempo y concesiones mientras adquirían el dominio de la moderna diplomacia y las
nuevas exigencias de la negociación internacional y de la defensa nacional. Desde la década de
los setenta, y hasta 1894, los dirigentes japoneses se concentraron en lograr dos objetivos
principales: definir y asegurar la posición internacional y revisar los llamados tratados desiguales. El primer objetivo lo llevó a cabo resueltamente y con gran facilidad el Ministerio de
Negocios Extranjeros. Sus hitos más representativos fueron: en 1871, tratado comercial con
China; en 1872, control administrativo de las islas RiuKiu; al año siguiente, de las islas Bonin;
en 1874, reconocimiento de su soberanía ...
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