La Cura Animarum
La cuestiónestá basada en alguna contradicción que resulta de lo que dicta el c. 150 del CIC 83, en donde afirma que el oficio de la cura de almas se requiere el ejercicio del orden sacerdotal, por tanto no puedeconferirse válidamente a quien no ha sido elevado como tal; en contraposición aparece el c. 129 §2 que dice que los fieles laicos pueden cooperar a tenor del derecho. Más adelante el c. 517 §2 hablasobre algunas excepciones cuando existe escasez de sacerdotes, ya que quien tiene el bautismo está facultado por el sacerdocio común.
Según lo dicho anteriormente al autor se adentra al punto centraldel artículo: ante la observación de que los laicos, que no están elevados a regir debido a que están imposibilitados por no ser elevados al ministerio del orden, sin embargo dadas algunascircunstancias no se les niega rotundamente su participación. Más bien se debe seguir la línea de hasta donde es posible su protagonismo dentro de la cura animarum y hasta donde no pueden tener intervención.
Fueel Concilio Vaticano II quien desde su eclesiología ha dado mayor apertura a la participación de los laicos dentro del caminar de la Iglesia. Anterior a él, la Iglesia seguía el modelo de unaSociedad perfecta en el que el clérigo ocupaba un lugar preponderante por encima del seglar, no era el concepto equivocado, sino que ya no respondía a la época que estaba iniciándose. Es en este contextopiramidal en el que el CIC 17 se desplegaba, el clérigo prescindía del laico.
El actual código de rito latino, siguiendo el sistema eclesial de Pueblo de Dios ubica a los fieles cristianos en primer...
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