La figura del padre en la cuentística de Julio Cortázar

La figura del padre en la cuentística de Julio Cortázar
Conferencia dictada por Ramón Gil en la Biblioteca Nacional el 04 de Octubre de 2014

Para Paul Valery “el autor es un detalle inútil”1 y para los formalistas rusos del primer tercio del S. XX, “la obra literaria se debía analizar  en sí misma, en sus estructuras propias, y no refiriéndola a algo externo de tipo psicológico, biográfico,sociológico, etc.”2
Ambos son, sin dudas, enfoques interesantes y en resumen, una misma cosa, pero no nos sirven para analizar la óptica adoptada por Cortázar, ni esa negación a mostrar perfiles completos o complejos de la psicología paterna. La pregunta que retumba en nuestros oídos es, qué relación puede haber entre esta aseveración comprobable en su literatura y el abandono por su padre alos seis años. En este caso, lo primero que nos llega al pensamiento es que Cortázar hubiera inventado un juego- espejo de negaciones: tú me niegas, yo te niego.
No sucede lo mismo con la madre a la que retrata magistralmente en cuentos como: “Cartas de mamá, que ampliaremos más adelante, o “Los buenos servicios”  en el que Mme. Francinet, tan madrecita, llora con verdadero afecto y sentimiento asu querido M. Bebe, ni que decir de “La salud de los enfermos”, esa pequeña obra maestra sobre mamá esperando las eternas cartas del difunto Alejandro desde  Brasil.
Cuando se lee a Cortázar atento del rol que como personaje este le asigna a la figura del padre, sorprende ver en un cuentista de las complejas relaciones de la familia como es él, la casi total ausencia del padre en cada una delas historias en donde éste aparece como una sombra, (no podemos evitar pensar en el Hamlet de Shakespeare) o un trazo leve y de características muy limitadas. Extraño por demás en Cortázar, un cuentista de lo cotidiano, pero al mismo tiempo, un creador de personajes de mucha profundidad psicológica.
Los primeros esbozos de ese padre huido y que abandona a la familia aparecen ya en cuentos tantempranos como “Llama el teléfono, Delia” que Cortázar escribiera a los 22 años en el que Sonny ha abandonado a su esposa y al bebé. Luego aparecería en “Circe” en la que hay una mención mínima al padre de Mario, el protagonista: “la incrédula desazón en el rostro de su padre” dice escuetamente Cortázar al principio de la historia, pero luego amplía el perfil del padre de Delia, de la Circe modernaque destruye a los hombres, y lo muestra como un bandido consumado, un aprovechado y un realista cuando Mario en su ingenuidad le sugiere proteger a Delia de la maledicencia y de la gente. A pesar de ser uno de los perfiles mejor elaborados de la figura del padre hechos por Cortázar, no llega a la media página.
Extraña por ejemplo que cuentos como “Cartas de mamá” no hagan nunca referencia alpadre de Luis y Nico y, sin embargo, aquí el padre queda sustituido por el tío Emilio que es el puente de contacto entre Luis en París y mamá en Argentina. Lo mismo se puede decir del cuento “Los venenos” en donde el tío Carlos hace el papel del padre. Que habría cambiado, me pregunto, si en el inicio del cuento en vez de decir “El sábado tío Carlos llegó a mediodía con la máquina de matarhormigas”, hubiese dicho simplemente: “El sábado papá llegó a mediodía con la máquina de matar hormigas”. En Cortázar son los tíos quienes tienen la delicada misión de la responsabilidad paterna, esa es la realidad que Cortázar refleja en sus historias.
En “Una flor amarilla” volvemos a encontrar a un adolescente, Luc, que convive con la madre y un tío, como si ese fuese el núcleo familiar más comúndel mundo, pero no era así en los cincuenta cuando Cortázar escribe estas historias.
En “Después del almuerzo” el padre es apenas una mención: “papá dio un paso adelante y se puso a mirarme”, o este fragmento donde se menciona dos veces al padre: “Me parecía estar viendo todavía la cara del vigilante hablando con papá en la puerta, y después papá sirviendo dos vasos de caña...”.
Es este...