La juventud y el mar

Páginas: 9 (2059 palabras) Publicado: 2 de octubre de 2014
EL VIEJECITO Y EL MAR

Érase un hombre viejo pero con mucha vida aún, un viejo que en medio de su ignorancia se mostraba como los grandes sabios, y es que aún sin saber nada de muchas cosas, era tan sólido en sus mentiras que te las hacía creíbles por que tú las vivías con el solo hecho de que él te las contara.

…Los tormentos de su juventud y las malas glorias que les hizo pasar a su esposay familia en años de mocedad ya le tenían reservado un futuro no tan amigable, así lo hayan amado por que de viejo se hizo querer, nadie podría liberarlo de las cadenas que lo unían a la muerte, esa sombra que se le princhó a su cuerpo convirtiéndose en uno de sus mejores vecinos.

Era un hombre viejo que cuando joven se había dedicado a la pesca, su divino tesoro, juntó en su vida casisetenta y cuatro años y sentía que algo le faltaba, recorriendo los estrechos de un mundo que no iba más allá de su pueblo, solía estar acompañado por un muchacho enclenque, no tan alto, de ojos semi hundidos, pelo lacio y de ridículo dibujado de la cara. Su nombre era Juan y años más tarde desempeñaría tal vez uno de los papeles más importantes que la vida dispondría en la catarsis del anciano.“Costal”, así le decían al viejo, se levantó un día con las ganas de salir a pescar, quería ir al norte de su pueblo, quería coger del mar todos los peces que éste le pudiera brindar, soñaba con hacerse un glorioso ceviche arrancado en las olas con sus propias manos y dárselo de comer a todo el mundo con el solo fin de sentirse útil de nuevo. Eso le faltaba para sentirse completo, necesitaba saber quepodía cogerse a duelos nuevamente con el mar y salir victorioso como en su juventud, esa que recordaba con las luces perdidas en los postes a las afueras de su casa, lugar elegido por él para soñar y recordar sus años gloriosos en que ganaba una y otra vez los enfrentamientos con tan gigante rival que muchas veces lo revolcó en sus olas pero sin lograr hacerlo gritar ¡Me rindo!

Caían lasprimeras luces del día y el anciano como siempre ya estaba de pie, jodía como de costumbre primero a la esposa, después iba tras las hijas que aún vivían con él y terminaba por joder a los nietos entre ellos yo que llegaba ocasionalmente a su casa quedándome a dormir al interior de lo que él convirtió en un lecho de sus brujerías, huevadas de esas que hacía y que le servían para ganarse alguito de platay joder también a la gente.
Sus ganas de irse a pescar estaban en todo su apogeo, ya hace varios días atrás que esa idea, tonta para algunos, le estaba dando vueltas en la cabeza. Me voy y me voy decía el anciano a todos en la casa, muchos de los cuales prestábamos oídos sordos, por que no creíamos que alguien de su edad y su gordura y su forma lenta de andar y sus disparates y otras cosas,pudiera pensar en hacer eso que estaba muy lejos siquiera de lograr.

Tanto quería largar sus piernas a esos sitios norteños que estuvo pidiendo durante días a varios vecinos y amigo que lo acompañasen, todos sin duda se negaban y es que seguramente pensarían que el viejo estaba loco. A su edad y pensando todavía en huevadas.

Nadie se animaba acompañarlo, tenían miedo ¿ y si algo le pasaba?, y sise desmayaba quien iba a cargar con ese montón de sebo en las resbaladizas y tremendas peñas, quien sería el cojudo que podría poner al hilo la vida de un viejo soñador.

Eran los días cercanos a navidad cuando todos despertaron, el viejo estaba en su cama, no quería levantarse, que habrá pasado por la mente de mi abuelo aquel día, estaba desanimado, de un momento a otro salió a la puerta de lacasa, jaló su vieja banca, esas que se hacen con duras maderas y clavos súper grandes como los se que emplearon para crucificar a Jesús, y que daban la impresión que nada ni nadie la destruiría jamás, y es que el abuelito tenía la idea de que las cosas cuanto más toscas, más duraderas. En fin ahí estaba sentado, pasaron los minutos y desapareció raudamente haciéndonos salir a la puerta a ver...
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