La Moral Del Verdugo
Sobre esa cabeza, ese ánimo y ese sentimiento que no sabemos, no sabíamos, trata esta novela, La moral del verdugo, de Ricardo Rodríguez. Y llegar a concerlo, porque cuandose cierra el libro, lo conocemos, no aleja la inquietud. Muy al contrario, la afila y amplia. Hoy, cuando la mayoría de las novelas parecen encaminadas directa o indirectamente a sosegarnos la existencia o a entretenerla con historias sentimentales, misterios estúpidos y fábulas trepidantes, es un mérito que habla claro de la ambición y altura literaria de una novela como La moral del verdugo ,el que la nos deje esa inquietud necesaria para poder entender qué estamos y qué están haciendo con nuestras vidas.
La moral del verdugo es una novela epistolar. De sus 48 capítulos, 45 nos ofrecen el contenido de la larga misiva que el narrador, de profesión verdugo, dirige a la hija de quien fuera su más especial amigo en la infancia y primera adolescencia, Ali, en el presente condenado a muertey cuya ejecución ha de llevar a cabo su amigo de entonces y ahora verdugo. En los tres capítulos restantes, dos, están ocupados por reflexiones del narrador verdugo y el otro por una carta de la hija al responsable jefe de esa prisión en donde el verdugo ejerce su oficio. Resumida así parece una novela de estructura y lectura fácil. Afortunadamente es una facilidad que exige esfuerzo porque esemolde narrativo construye una materia altamente compleja: las entretelas, luces, sombras, disfraces y delaciones de una conciencia humana, o, si me lo permiten, de una conciencia inhumana.
El despliegue de esa conciencia constituye un texto de lectura apasionante que compensa con creces el esfuerzo de atención y concentración el lector debe mantener si quiere no extraviarse y disfrutar de cada unode los pequeños movimientos con que la astucia y la cobardía del narrador quiere envolver y confundir tanto a su destinataria en la novela, la hija del condenado, como a sus destinatarios reales: nosotros, los lectores. Como asistir al juego del gato y el ratón, con la sorpresa añadida, que no desvelaré, de que el ratón oculta bajo su piel una rata depredadora.
Cabe señalar además el acierto...
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