La muerte

INTRODUCCIÓN

Este es un trabajo sobre la Muerte desde el punto de vista del humanismo cultural, de manera a revelar ideas, creencias, arquetipos, tópicos, así como emociones, sentimientos, dolores, duelos que el ser humano ha ido desarrollando durante milenios para abordar, comprender e intentar asimilar la realidad de la caducidad humana, o, en cualquier caso, para neutralizar la angustiaexistencial que provoca.
Comenzaremos este viaje por los miedos del hombre asomándonos allí donde no es fácil asomarse, allí donde los temores más profundos se hacen realidad, allí donde la ansiedad se convierte en el principal sentimiento y donde la inquietud se apodera de la mente. Empezaremos acercándonos a esa gran olvidada que tratamos por todos los medios posibles de mantener alejada denuestras vidas, cuyo más ligero contacto excita en nosotros una intensa agitación nerviosa ante su feroz realidad. Esa certidumbre absoluta nuestra que, sin embargo, el vital instinto de supervivencia que poseemos nos hace evitar a toda costa tenerla en nuestro pensamiento, porque la más tibia aproximación a ella nos hace recordar con angustia que irremediablemente un día nos sucederá lo quesiempre deseamos creer que sólo ocurre a otras personas. Comenzaremos dirigiendo la mirada con firmeza, sin temor, hacia ese turbador rostro al que nunca deseamos mirar, contemplando frente a frente a nuestro más antiguo y siniestro enemigo, nuestra más invulnerable adversidad, a esa dama impávida que a la hora más inoportuna nos reclamará para la eterna noche esperando mientras tanto con fría ycalculada paciencia, como si quisiera enseñarnos todo aquello por lo que el ser humano ha llorado y suplicado eternamente, como si quisiera revelarnos todo lo que desde siempre hemos implorado conocer hasta las lágrimas.
Uno de los mayores miedos que sentimos mientras estamos vivos va precisamente ligado al momento en el que, de forma ineluctable, se producirá la terminación de nuestra propia vida yla de los seres queridos que amamos y se encuentran junto a nosotros dándonos la seguridad de sentir que no estamos solos. Sabemos con certeza desde tiempos ancestrales que nuestra rica existencia, tan maravillosa, tan distintiva, tan única, tan representativa de nosotros mismos, tan plena de sentimientos, tan colmada de ideales, tan rebosante de vida, algún día se apagará para siempre como suavesdestellos de luz en un oscuro túnel, como la última tenue luz del día cuando cae la noche, diluida entre los débiles ecos del paso del tiempo y los fugaces recuerdos que sobreviven en el olvido. La muerte es la única verdad inmutable, absoluta, eterna, la única certidumbre, el único destino cierto. Todo lo que alguna vez ha sido ha muerto y todo lo que es seguirá muriendo. Mueren los seres vivosy los objetos muertos. Mueren las ideas y mueren los sentimientos. Mueren las civilizaciones y mueren los pueblos. Mueren las estrellas y los mundos del universo. No hay ley natural más grande como la de que todo lo que existe muere, ni realidad más atroz como la de que un día nos extinguiremos.
El miedo a la muerte es tan antiguo como la propia vida y ha obligado al hombre a interrogarse coninfinidad de preguntas sobre el fin de la existencia desde el mismo comienzo de ella, concediendo múltiples significados al hecho de morir y adornando la muerte con solemnes rituales. Fuente de regocijo en unas culturas o de llanto desconsolado en otras, los seres humanos siempre hemos adoptado actitudes muy desiguales ante el inmenso interrogante que presenta esta gran desconocida que a nadie dejaindiferente, porque opuestas son también las dos caras del miedo que la muerte irradia: la incógnita que se nos presenta a la posible supervivencia a la muerte física o el temor a disolvernos en la nada si con ella se produce la extinción absoluta. A este misterio original tan arcaico como el mundo, tan antiguo como la vida, a este secreto impenetrable que el hombre lleva siglos implorando...