La Mujer Perfecta

Páginas: 9 (2019 palabras) Publicado: 20 de febrero de 2013
La mujer perfecta

Autor: Karina Ramos Arzate

Asesor: Lic. Geraldine Toledo Valenzuela

Grupos URBI Villas







La mujer perfecta
Una tarde mientras leía un libro, me encontré con una curiosa interrogante sumamente ridícula para mi lógica debo decirlo; pero que para mi gran sorpresa, me pareció interesante. Recitaba más o menos así: “¿Sabe usted cual es el único animal detoda la creación, capaz de cometer un pecado capital?” Cuando pensé la respuesta, tuve que reírme, pues sabía que el autor de haber bregado conmigo, estaría totalmente de acuerdo con mi terminación. Entonces sólo dije: « ¡Desde luego: el hombre! ¡¿Acaso podría haber criatura alguna más obstinada a otorgarse toda clase de goces sin remordimientos estúpidos que vosotros mismos?! ¡Asnos debimoshaber sido, ja, ja!» Me estremecí. Estas palabras trajeron consigo, un diluvio de recuerdos a mi ya rancia memoria. La evocación de mi juventud, me embargaba necesariamente a un traspaso de nociones sin sabor, imágenes entintadas de hábitos errabundos y de evidencias artificiales. He aquí, hermanos, la historia de un pobre imbécil:
Mi nombre real es Pierre Jules Hans Bracquemont, pero desde losveintiséis, decidí sustituirlo por un seudónimo más sencillo así que desde entonces me hice llamar: Egaeus. Nací en la noble estirpe de una familia de príncipes y condes, así que por este aspecto, jamás sufrí insuficiencias de ninguna índole. Mi vida había discurrido siempre entre esparcimientos de todo tipo: arquero, músico, jugador de dados, corredor de caballos, experto en mujeres, perros y vinos.Durante mi juventud, conocí y me relacioné con una gran multiplicidad de personas que provenían en tanto de la realeza, como de entre el vulgo. Y así mismo, gozaba de una distinguida celebridad. Todo cuanto me rodeaba, parecía avasallarse bajo el nimbo de mis pies, de ello, que algunos aseguraran que un genio me asediaba. Y por esto mismo, me había vuelto el hombre más caprichoso, arrogante yvanidoso de la corte y del mundo también. Sabía que era un caballero enérgico y apuesto, esto me valía en gran parte para alcanzar algún cometido que yo daba en cualquiera de los casos, por hecho; cómo obtener la cordialidad de mis iguales, y la simpatía de las doncellas, ¡oh, sí! ¡Especialmente de ellas! En las recepciones y los bailes, yo era el que elegía siempre a mi pareja preferida. Estasreuniones, no eran más que un mercado selectivo para mí, donde sólo escogía lo que más se acercara al ejemplar de mi complacencia. Las miraba a todas, y por sus contoneos, adivinaba sus esperanzas de que me determinara a invitarlas a bailar, pero de entre toda esa concentración de sonrisas y vestidos pomposos, me decidía invariablemente, por la más guapa, la de mejor cuerpo y de mirada sensual. ¡Pero esosí! ¡Las de piel oscura no entraban a la categoría de mis predilectas!
Así era pues, haciendo todo cuanto quería y cómo quería, entregado totalmente a la holganza y la bohemia, era un disipado incorregible. Debo reconocer para mi vergüenza, que esa vida malgastada y llena de excesos, me gustó. Tal era mi negligencia de mí mismo que no parecía cambiar de hábitos en ningún momento. Una mañana,cuando rozaba yo la edad brillante de treinta y dos años, me encontraba en el jardín de mi palacio tomando el desayuno junto a mi madre, la Condesa de Porta-Dei: Carlota Elena, Aguiar y Bolaño, viuda del Conde de Gondariu. Mientras me disponía beber mi té de naranjo, recuerdo que mi madre me observó de una manera poco habitual a lo acostumbrado, pero no me perturbó esta irregularidad. Apenas hubellevado la taza de porcelana a mis labios cuando, indeliberadamente, los suyos se separaron de su boca bermeja y como enemiga tenaz de mi eterno celibato, me dijo:
―Pierre… (Era la única persona hasta ese entonces con vida que podía dirigirse a mí con ese nombre) me gustaría saber… ¿Cuándo tendré el honor de asistir a tu boda hijo mío?
Escupí escandalosamente la bebida, salpicando la mesilla que...
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