la niña de tus ojos
tomar en seguida un enorme chuño de Araca para engullirlo en sendos
mordiscos; luego, llevándose el plato a la boca, sorberruidosamente el
líquido de la salsa, y, al terminar la vianda, limpiar concienzudamente
los residuos del plato con el dedo índice para llevárselo a la boca y
chuparlo con deleite; repetir enseguida la misma operación con otro
plato de "ají de ulluco" o de ''bogas fritas" y terminar el menú con el
contenido de una infaltable "cervecita negra"; finalmente, limpiarse la
boca y lasmanos en los pliegues de su pollera interior o
"mankjancha", utilizada unas veces para servilleta y otras en lugar de
pañuelo, y quedar lista para seguir atendiendo a sus clientes.
-¿Estará enferma la Saturnina? - habían preguntado varios clientes.
- No, señora. Más bien creo que tiene que hacer no sé
qué cosas urgentes en su casa - respondieron sus vecinas.,
Realmente, DoñaSaturnina tenía muchísimo que hacer.
Estaba febrilmente consagrada a preparar en su casa un digno
alojamiento para su hija. Durante varios días, en compañía de su
esposa, Don Ciriaco, habíarecorrido tiendas y almacenes en pos de
muebles, tapices, adornos, lámparas, bibelots y demás. chucherías que
se consideran necesarias para hacer cómodas y agradables las
habitacionesdestinadas a una señorita.
La casa de Ciriaco v Saturnina, ubicada en el corazón de un barrio
plebeyo, no tenía, desde luego, el aspecto y la comodidad que ellos
hubieran deseado para morada de suhija. Era un viejo edificio de
adobe, construido sin estética, ni reglas arquitectónicas. Se alzaba,
sobre la torcida y mezquina calle, en dos pisos, pero el resto era un
vasto cuadrángulo deplanta baja que contorneaba un patio extenso
de piso irregular y mal empedrado. En el centro de él, como el mejor
adorno, crecía una frondosa retama, rodeada abajo por un círculo de
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