La Obra De Juyungo Del Actor Adalberto Ortiz

Páginas: 324 (80930 palabras) Publicado: 11 de febrero de 2013
INDICE
Págs.
Prólogo de José-Carlos Mainer
9
I.
Bajo el Harnero del Cielo 17
II.
Los Cayapas y el Gran Brujo Tripa Dulce .
III.
El hermanito vino de quién sabe dónde
IV.
Juyungo, Juyungo
' 46
V.
Los machos no mueren en colchón
VI.
El kilómetro 18 68
VII.
El negro que no volvió
83
VIII.
La Bocana
97
IX.
El único hombre de la casa
107
X.
Pepepán y el Tenteenelaire
113Xl.
Ojos de aromo y la madre del agua
XII.
Tagüeros
142
XIII.
No hay como los tiempos de antes 156
XIV.
La marimba de Cangá
167
XV.
Lo mismo que el comején
174
XVI.
Negro entre indios
186
Vocabulario de provincialismos
221

.
37

27

55

126

PROLOGO
Si algo caracteriza desde sus comienzos a la literatura del Ecuador, es su punzante virtud de testimonio. Habrá quienpiense que ese estado de
subversión espiritual permanente es la proyección de una geografía torturada de sierras volcánicas y selvas; otros quizá preferirán referirse a una historia
de violencia que empieza con el singular Gonzalo Pizarro y rematará con el último héroe popular de luchas más cercanas; quienes pensarán que la difícil
convivencia de varias razas (negros, indios, blancos, con toda lagama combinatoria de mestizos, mulatos y zambos y, dentro de ella, la de tercerones,
cuarterones, etc.), en un dramático ambiente de opresión e injusticia ya viejas, es la causa inmediata de aquella peculiaridad espiritual. Los testimonios
de tal cosa son abundantes, y parece conveniente citar algunos de ellos a la hora de que el lector americano trabe conocimiento con una de las novelas
másconsiderables de la literatura ecuatoriana reciente: pensemos, por ejemplo, en el mestizo Eugenio de Santa Cruz y Espejo, que quizá sea el más
lúcido y revolucionario de los «ilustrados» americanos del siglo XVIII; el guayaquileño José Joaquín de Olmedo, que fue la voz neoclásica de la
emancipación criolla y cantor de Junín; Juan Montalvo, el mayor estilista continental de la segunda mitad delsiglo XIX, impenitente Catón de la
dictadura teocrática del presidente Gabriel García Moreno, cuando no paciente orfebre de los Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Posteriormente,
por el modernismo pasó la rezagada figura del suicida Medardo Angel Silva; en el júbilo metafórico de la vanguardia -se cuenta un poeta de los quilates
de Jorge Carrera Andrade; a la hora del en
sayointerpretativo de la realidad nacional americana son imprescindibles los nombres de Gonzalo Zaldumbide y Alejandro

Carrión; hoy mismo, en momentos inciertos para el porvenir de la literatura en el continente, los poetas «tzántzicos» suponen un grupo de gran porvenir
en el próximo futuro.
Y dejo deliberadamente para el final el lugar literario donde se inserta Juyungo de Adalberto Ortiz: la vigorosanovela
indigenista que surge en Ecuador de la mano del «Grupo de Guayaquil» y que tiene su hito augural en 1930 con la publicación del tomo Los que se van,
donde colaboraron con sus relatos Joaquín Gallegos Lara, Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert.
La fecha —1930 — y el epígrafe que he utilizado — «novela indigenista» — están unidos en una inextricable relación de causa a efecto.Literariamente,
el relato indigenista procede en forma directa de la preocupación de construir una expresión narrativa de lo nativa americano, anticipada en parte por las
vigorosas creaciones del venezolano Rómulo Gallegos, el colombiano José Eustasio Rivera y el argentino-uruguayo Horacio Quiroga, si no nos hemos
de remontar a la novela «indianista» romántica (un ejemplo ecuatoriado es Cumandá, deJuan León Mera) o a relatos naturalistas de la fuerza de los de
Clorinda Matto de Turner o de Alcides Arguedas. Los «criollistas» —término que abarca a Gallegos, Rivera, etc., y que gustan de utilizar los críticos
norteamericanos I. Schulman y S. Menton — revelaban, sin embargo, graves insuficiencias: cierto era que se les debía el descubrimiento de América
como posibilidad de novela («América,...
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