La Plaga
No es tanto el tema lo que nos sorprende. El canibalismo y sus variantes son ingredientes casi obligatorios de las novelas apocalípticas, ymuchos autores lo tratan con mayor crudeza que Carlson (descollando Cormac McCarthy en La Carretera). Lo que llama la atención es la premura que tiene en hacerlo, en la primera frase del libro, comoempujándonos desprevenidos de cabeza al horror absoluto. En realidad no es más que uno de los trucos dramáticos que va a usar el autor para dar grandilocuencia a su material. Ni el canibalismo es paratanto, ni el horror es tan profundo, ni La Plaga pasa de ser una más supervivientes, eficaz pero con poquita enjundia, como una peli de tarde de verano.
Hay que reconocerle a Jeff Carlson algunasinnovaciones interesantes, como es el situar la mayor parte de la acción en espacios naturales abiertos, en contraste con las ciudades arrasadas que suelen popular este género. Pero, sinceramente, eljugo de las historias sobre el fin del mundo no está tanto en la anécdota y los fuegos artificiales sino en cómo afecta al ser humano, obligado a transformarse para sobrevivir y a abrazar la animalidado la locura. Pero Carlson no es McCarthy. ni Matheson, ni Dick, y la psicología parece estorbarle más que estimularle.
No quiero decir que no haya monólogos interiores ni enfrentamientos humanos,...
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