La programación neurolingística

El sillón:


Martin y yo fumábamos en el sillón, reclinados con un aire vago mostrábamos un total desinterés por el cuarto que nos rodeaba, mi compañero bebía su jugo de naranja reiteradamente.Lo observé un momento atrapado por la forma en que lo hacía, brusca y ondulante, el humo brotaba del cigarro que este había dejado sobre el cenicero y subía por su rostro, dándome una imagendistorsionada. Fume lentamente y sentí un calor sofocante, la casa estaba demasiado calefaccionada y me sentía ahogado, tomé mi vaso de jugo al mismo tiempo que Martin dejo reposar el suyo en la mesita demadera, bebí apresurado y deje el vaso donde estaba antes. El ácido de la naranja se encontraba con el dulzor del azúcar, casi ahogado recordaba el sabor del jugo de una manera estúpida, no era un tema enrealidad interesante, pero de alguna manera le habría prestado demasiada atención. Uno a veces se pregunta, si el hecho de estar bajo el efecto de un alucinógeno, florece algunos sentidos que estándormidos la mayoría del tiempo, o simplemente nos despoja de la atención que en realidad hay que prestar, derivándola a pequeñeces que podrían malgastar nuestro tiempo razonando. En este estado deconciencia, temas casi ignorados como el sabor del jugo de naranja se convertían en mi principal debate, y esto por momentos me molestaba demasiado, es la impotencia de desconocer lo que es “correcto”pensar.
Dirigí mi atención hacia el salón, en ese momento sentí que tanto Martín como yo nos convertíamos en simples muebles sobre el mismo, o en el más atemorizante de los casos, parte de él. Podíamosobservar la quietud de la sala sin juzgarlo como personas, sino como parte de ella, los cuadros no parecían colgar, sobresalían de la pared de una forma delicada y firme, su arte me parecía tanmisterioso como la mente humana. Es la ventana a otro mundo, un mundo que nosotros creamos, pero necesitamos de una entrada, ese cuadro nos da la primera imagen, un camino, un bosque, un rostro y las...