La Puerta Del Destino

Páginas: 294 (73304 palabras) Publicado: 3 de diciembre de 2012
LA PUERTA DEL DESTINO














Agatha Christie












Traducción: Ramón Margalef Llambrich






GUÍA DEL LECTOR







En un orden alfabético convencional se detallan a continuación los principales personajes de esta novela:


ALBERT: Criado, cocinero y hombre de confianza, todo en una pieza, de los Beresford.BERESFORD, Thomas: Antiguo miembro del Servicio de Seguridad inglés, hoy retirado... o casi.


BERESFORD, Tuppence: Esposa de Thomas, avispada, inteligente y perfecta colaboradora de su esposo.


HANNIBAL: No; no debemos olvidarnos del perro.


ISAAC: Un viejo jardinero, que muere por saber demasiado.


MULLINS, Señorita: Jardinera de profesión, y algo más que no seve.


PIKEAWAY, Coronel: Situado en los más altos destinos de la Seguridad inglesa.


ROBINSON, Señor: El hombre misterioso que todo lo sabe.













PARA «HANNIBAL» Y SU AMO











Cuatro grandes puertas tiene la ciudad de Damasco... La Puerta del Destino, la Puerta del Desierto, la Caverna del Desastre, el Fuerte del Temor...
No puedespasar por ella, ¡oh, Caravana!, o pasa sin cantar. ¿Has oído ese silencio donde los pájaros están muertos, aunque algo haya imitado el gorjeo de un pájaro?


De «Puertas de Damasco» de James Elroy Flecker.



LIBRO I





CAPÍTULO UNO






REFERENTE PRINCIPALMENTE A LIBROS





—¡Libros! —exclamó Tuppence.
La palabra, en sus labios, tuvo el efecto deuna malhumorada expresión.
—¿Qué has dicho? —preguntó Tommy.
Tuppence volvió la cabeza hacia él, que se encontraba en el extremo opuesto de la habitación.
—Dije: «¡Libros!».
—¡Ah! Ya comprendo —contestó Thomas Beresford.
Tuppence tenía delante tres cajas grandes. De cada una de éstas habían sido extraídos varios libros. Todavía quedaban muchos dentro de aquéllas.
—Esincreíble —comentó Tuppence.
—¿Te refieres al espacio que ocupan?
—Si.
—¿Te propones colocarlos todos en los estantes?
—No sé qué es lo que me propongo —dijo Tuppence—. Eso es lo peor. Una no sabe nunca lo que quiere. ¡Uf! —suspiró.
—Yo diría —manifestó el esposo— que ése no es precisamente un rasgo peculiar de tu carácter. Lo malo de ti es que siempre has sabidodemasiado bien lo que querías hacer.
—A lo que yo me refiero ahora —dijo Tuppence— es a esto de ahora... Aquí estamos, haciéndonos más viejos, sintiéndonos (enfrentémonos con ello) más castigados por el reuma que se nota de modo especial cuando hay que estirarse, como ocurre con este trabajo de acomodar libros en los estantes o el de bajar cosas de los mismos... Y también, cuando te arrodillasbuscando algo que no encuentras, cuesta trabajo incorporarse de nuevo...
—Ya, ya. Estás haciendo una relación de nuestros achaques habituales. ¿Habías empezado por ahí?
—No. No era eso a lo que iba. Estaba pensando en la suerte que hemos tenido al encontrar una nueva casa... Sí. Hemos dado con la vivienda soñada, donde siempre hemos querido vivir... Naturalmente, en la realidad hemos tropezadocon ciertas alteraciones con respecto a nuestros propósitos.
—Con tirar uno o dos tabiques, todo quedará arreglado —manifestó Tommy. Luego, añades una terraza al cuerpo de esta construcción y tendrás definitivamente la casa por la cual suspiras desde hace años.
—Va a quedar muy bonita —consideró Tuppence.
—No sé... Tengo que verlo todo terminado para juzgar.
—¡Bah! Yo estoysegura de que cuando hayamos llegado al fin te sentirás encantado. Entonces, confesarás que tienes una esposa inteligente y con sentido artístico.
—Muy bien —dijo Tommy—. Ya sé en qué términos he de expresarme para demostrar mi admiración. Procuraré recordarlos.
—No es preciso que te esfuerces. Tus comentarios serán espontáneos.
—¿Y qué tiene que ver todo eso con los libros?...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Puerto Vallarta destino
  • el destino
  • Destino
  • El destino
  • Destino
  • Destinos
  • sin destino
  • Destino

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS