La teoría del bien común propio
¿Cuándo tenemos un dilema ético en quién pensamos? Es decir, (caso hipotético) tu esposa
enfermó y no tienes el sustento suficiente para pagar sus medicamentos, vas a la farmacia y
robas estos; por desconocida causa sales ileso y triunfante de tal acción, ¿has obrado bien por
salvar a tu esposa?
Las respuestas pueden ser infinitas, pero la verdadera cuestión es ¿en quién se piensa al
realizar una acción? Por qué no pensar en el dueño de la farmacia, si sus productos son su
único sustento ¿Por qué despojarlos de este? ¿Obras bien por despojar a una persona de sus
propiedades sin importar las razones? Por qué no pensar en ti, en el caso de no haber salido
ileso, la consecuencia es ir a la cárcel ¿Obras bien por despojar a una persona de su libertad,
incluso siendo a ti mismo?
Pero veamos al beneficiado, tu esposa. En el caso de tener la oportunidad de adquirir los
medicamentos, sin importar los medios, y no hacerlo ¿Obras bien por permitir la muerte de
un inocente, teniendo la oportunidad de impedirlo? ¿Obras bien por despojar una madre de
sus hijos?
Davis (1973) dice que «una de las mayores dificultades en los discursos éticos es que no
existe una respuesta definida, precisa, para todos los dilemas éticos». Pero ¿cómo sabemos
cuál es la obra correcta? La subjetividad parcial del concepto Buena Obra es la problemática
inicial. Lo que es una buena obra para el Ladrón no es la misma concepción que el de la
víctima. Teniendo en cuenta esto ¿cómo sabemos si un ladrón debe ser juzgado como buen o
mal autor? ¿Cómo lo juzgaría usted? “Lo que usted decida hacer, finalmente, puede o no
estar influenciado por las costumbres sociales o exigencias legales. Pero recuerde, ni la ley, ni
las ...
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