Las Botellas y los Hombres - Ribeyro

Páginas: 8 (1796 palabras) Publicado: 28 de marzo de 2012
Día –14: las botellas y los hombres
Había recordado el domingo a mi bisabuelo Tomás y la relación tormentosa con mi abuelo por culpa de su afición al alcohol. Hoy mientras hacía mi trabajo escuchaba sin querer en Radio Programas ‘Era tabú’ y el tema era el alcoholismo. De inmediato vino a mi mente otra vez la visión borrosa del bisabuelo a quien no conozco ni en foto, así como su historia sobresu furibundo carácter. El domingo mi papá me mandó un mensaje y me dijo que pasaría a esperarme a la salida de la chamba. Ya dentro del carro y en el camino (estábamos por el jirón Ica) me armé de valor – ese tema ha quedado prácticamente vedado para nosotros - y le pregunté qué recordaba de su abuelo Tomás. Me quedé mirándole al rostro y vi cómo se dibujó en sus labios y ojos cierta incomodidad.“Nada, nada. No me acuerdo nada”, me dijo. “¿Y lo que contaba mi abuelo de él?”, repliqué. Entonces me contó lo que de niño una vez me dijo, de cómo reaccionaba con tanta ira cuando bebía y le daba una tanda al abuelo cuando apenas era un mozalbete. Me precisó algunas cosas más sobre él. Lo alto y corpulento que era (no sé por qué, pero me prefiguré al ‘Gigante de Martín Chambi’) y que en su casatenía un taller de herrería. Estos recuerdos vienen a cuento porque empecé a mirar hacia atrás y me veía de niño odiando al trago por los efectos que causaba en los adultos. Recordé aquella noche cuando vi a mi papá llegando tambaleándose a la casa luego de haber pintado las paredes internas de nuestro edificio tras una borrachera tremenda con unos vecinos. Me acordé de aquella tarde en el clubHuayllabamba cuando le jalaba el brazo a mi papá porque ya me quería ir a la casa y él me decía “ya, ya nos vamos. Anda yendo al carro”. Luego – me acuerdo como si fuera ayer – que ya en el auto mi papá me pedía que le converse para que no se quede dormido. Yo no entendía nada y no comprendía aún qué de divertido le veían el enjuagar sus gargantas con el líquido espumoso (como el orine) que proveníade una botella marrón. El trauma tremendo vino cuando en la última avenida para llegar a mi casa mi papá me dijo que tome el volante. Desde el asiento del copiloto cogí el timón y

veía cómo era más emocionante que el carrimoto o atari. Estaba aturdido porque de pronto vino un auto hacia nosotros y mi papá tomó el volante y viraba a la derecha. De niño asociaba el alcohol a consecuenciasnefastas no a festivas. Cuando vivía en Magdalena recuerdo que había escuchado cómo un día mi tío Leo se golpeó fuertemente la cabeza al rodar por las escaleras al llegar a su casa con copas encima. No preciso si yo llegué a ir al hospital – quizás no, pues a penas tenía cinco años -, pero recuerdo que mi mamá decía con pena cómo mi tío no la había reconocido. Mi tío tenía una fama de borrachínempedernido y al llegar casi al ocaso de su existencia ha dejado de lado la bebida. Recuerdo cómo su frente amplia brillaba más – o eso al menos parecía para mí – cuando mi papá le enseñaba una botella transparente del anisado Nájar recién traído de Arequipa. Hace apenas dos años, mi mamá me llamó al celular y me contó con mucha preocupación que mi tío Leo había sufrido una fuerte caída cuando estaba en unviaje de cobranza en Huaral. Esta vez cayó sobre el asfalto, pero no fue por una borrachera, sino por un error. Cuando se dirigía hacia una bodega a realizar la gestión se realizaba una protesta y dicen que alguien empezó a gritar “¡ahí está¡. ¡Ahí está!”. Lo habían confundido con un regidor y empezaron a correr hacia él. Para su suerte venían unos policías para evitar la agresión, pero el tío ensu nerviosismo corrió y se tropezó. Se había rasguñado los pantalones y ensuciado la camisa. Lo curioso, y a la vez triste, fue que al llegar a Huacho la familia pensaba que su aspecto tenía que ver con una nueva borrachera. Recuerdo también la muerte de mi tío Serapio –esposo de una prima de mi abuelo -, quien se había desaparecido por dos días y su familia pensaba que se había perdido en...
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