Las manos

Martina, Camila y Oriana eran amigas amiguísimas.
No solo iban a la misma escuela sino que también se encontraban fuera de lo horarios de clase. Unas veces, para preparar tareas escolares y otras,simplemente para estar juntas.
Un sábado en pleno invierno durante la cena en el comedor de la casa de campo de la abuela Odila le tenía una sorpresa: antes de ir a dormir les iba a enseñar unospasos de zapateo americano, al ritmo de viejos discos.
La mama de Martina trato de convencerlas para que las cuatro se fueran a dormir (las tres niñas y la abuela) pero ninguna estaba dispuesta adejar de lado la clase de baile, y así fue como todos se acomodaron en el living mientras la abuela y las tres niñas se preparaban para la función.
Pronto todos se retiraron a sus cuartos, las tres niñasya se habían acostado y de repente la voz del padre les decía –La abuela se descompuso, nada grave, pero de todas formas la llevaremos al hospital, quédense tranquilas, pronto volveremos, ah y dicemama que vayan a levantarse, que traten de dormir hasta que regresemos, hasta luego.-
¿Dormir? ¿Quién podría dormir después de esa mala noticia? Las chicas no al menos.
Truenos y relámpagos que lesponían la piel de gallina.
Oriana, la más asustadiza del grupo, gritaba a todo pulmón cuando un ruido se escuchaba.
Las luces se apagaron de golpe.
Oriana grito y asustada, ella misma busco sobrelas mesitas para encontrar los botones, solo encontró las manos de sus amigas haciendo lo mismo.
Oriana se echo a llorar desesperada, lloraba con la cabeza oculta debajo de las almohadas.
Martinasintió pena por su amiga y entonces se le ocurrió una idea, debían taparse bien y estirar los brazos hasta tomarse de las manos, enseguida lo hicieron.
Al rato todas dormían.
Al día siguiente cuandolas niñas les contaros a los adultos lo que habían echo para pasar bien la noche, ¡que impresión les causo lo que comprobaron en ese instante! Resulta que por más que se esforzaban estirando los...