lecturas de investigacion

^diente sacension^al. Pero el Maestro lm ^ rerisar los trabajos, resolver pequeiías dudas y animar en todo moaiento al alumno.
R^starios considerar los "cuad^ernos de deberes" y los de vacacionea
No vamos a opinar en esta ocasión sobre el
problema de los "debere^', pero sí debemos decir que conocemos "medioa escolares en que los
deberes o tareas para realizar en casa constituyeri unatradicián local y un acuciante deaeo de
los padres" (6). Hay escuelas donde la asistencia en muchos días de invierno ea difícil de logtar por la disperaión de la población. En tales
caaos los cuadernos de trabajo antedichos pueáen prestar un buen servicio. No importa que no
1leven tal denominacibn. Por el contrario, algu(6) Doreo de la portada de nmestros ^Deberes de claM".^Aiioriai 8uls8omero.-^8aroalon^a.

abs que se titulan de "deberes", al incluir diversas nsaterias, difícilmente consiguen lograr ure.
progr^o paralelo en todas ellas por parta delalumno.
Los "cuadernos de vacaciones", creo, deben responder mejor que al concepbo de "trabajo" al d^r
'Snversión del ocio". En este sentido, aunque ea
todos los países cuentan con una aceptable bibliografía, incluso a los mismos italianos qwellegan a publicar para niños veraneantea en la montaña y en la playa, creo 1es falta algo en el sentido expuesto. De todas formas nos parece que
el Maestro puede aceptar algunos de los que hay
publicados. Su elección aiesnpre será preferible
a la que suelen hacer los propios padres.
Nas queda, finalmente, haaer una sola recomendación : que a base d^e las ideas expuestas^
sea el Maestroexigente al elegir.

REPASO Y REVISION DE LAS TAREAS ESCOLARES^
Por A. JOSI^ MARTINEZ DE CASTRO
Maeetro nacional de Alcira (^alencin)

POESIA Y DIDACTICA
«Pasar por todo una vez,- una vez solo y ligeto,- ligero,- siempre ligero-», podrá ser, y lo es,
en el delicioso poema de León Felipe, un bello lirismo
para , quien, romero apasionado de renovadas y espirituales romerías; busca la emoción delos caminos
recíén abiertos; pero es indudable que dista mucho
de ser válido como norma didácoica, porque en las
tareas escolares -1o sabe hasta el maestro menos experimentado- es forzoso pasar no una vez, sino variss veces, y hasta muchas • veces en ocasiones, sobre
un mismo motivo, para logrsr, a fuerza de pasar y
ra-pasar, el propdsito informativo o formativo que se
peraigue; y no«ligero, siempre ligero» -como para
eu emoción quiere el poeta-, sino despaaiosamente,
eon calculada morosidad, con ese difícil arte de saber
tperder el tiempo», que es clave de todo proceso
educativo.

Ya lo intuían así, con pleno acierto, los maestros antiguos, al decir, con su admirable buen sentido -que
al servicio de una encendida vocación forjó tan ejemplares personalidades-, y deoir demanera nada poética, pero muy expresiva, que el método de machaqueo es el único infalible. Y su esencia, ya se comprende, era la repetición, la insistencia, el repaso de
vn mismo trabajo; había que repetir insistente e
incansablemente, las cosas en la escuela, como el herrero repite los golpes sobre el hierro para lograr la
forja, el carpintero pasa y repasa el cepillo para aliaar la madera o elalfarero insiste una vez y otra sobre el barro que gira en el torno para hacerlo utiiidad en un vulgaz puchero o esbeltez y gracia en
ua^a bella ánfora.
^Si

En lo docente con tanta o más justificación, porque la disipación, la pereza, la fatiga, el tedio..., ace^
chan detrás de muchas esquinas la efiicacia del trabajo escolar y reducen y merman su rendimiento; como
el rozanvento, la gravedad,la resistencia del aire merman y reducen el rendimiento de una máquina, que
podrá ser ^más o menos perfecta -romo podrá serlo
el trabajo escolar por obra de un conocimiento más
preciso del niño y un enriquecimiento y una mejor
uroilización de los recursos didácticos-, pero nunca
alcanzará el rendimiento del 100 por 100 -que equivaldría a convertir en trabajo útil todo el trabajo gastado-...