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Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, historia en el lenguaje usual es la narración decualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y dementiras;[2][3] sea su propósito el engaño, elplacer estético o cualquier otro (ficción histórica). Por el contrario, el propósito de laciencia histórica es la fijación fiel de loshechos e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que seaposible son en sí mismos objetos de debate.
A su vez, llamamos historia al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de unahistoria natural en que la humanidad no estaba presente (términoclásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no sólo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales; las fronteras entre el campo al que se refiereeste término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología).
Ese uso del término historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo.[4] En esesentido se contrapone al concepto defilosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de unafilosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo enmedios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica -el cambio- o bien filosófica -su esencia-. Dehecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del tiempo deStephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).
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