Leyendas De Guatemala

LEYENDAS DE GUATEMALA
Los Penitentes de la noche
Muy entrada la oscuridad de la noche, se dice que a la vera de las calles de las aldeas y las ciudades de Guatemala aparecen los penitentes de la noche, que son monjes vestidos de negro, que portan candelas encendidas y rezan oraciones en latín del dia de Difuntos.
A veces cuentan que en los pueblos de Guatemala, L gente curiosa sale a verlos,entonces el monje le da una candela al hombre curioso e inmediatamente se convierte en hueso y el monje promete regresar por la vela días más tarde.
Después de muchos ensalmos el hombre curioso tiene que devolver el hueso convertido otra vez en candela y para que no se lo gane, debe tener un niño recién bautizado en los brazos.
Los penitentes de la Noche solo se le aparecen a las personas queson muy curiosas y que se meten en la vida de los demás.









DAME UN LEN... Daaameee uuunn leeenn
Así como los espantos y aparecidos, tales como: el sombrerón, el negrito, la llorona, la siguanaba, el duende y el cadejo hacen de las suyas, hay otra leyenda que le pone los pelos de punta a los purultecos y a los fueranos que la escuchan.
Purulhá era todavía un pueblón de una solacalle principal, que principiaba desde la arenera hasta sulin, sus alrededores estaban aún cubiertos por una gran vegetación y para dirigirse a las afueras del pueblo se requería caminar su buen trecho. En este ambiente nace la historia de un personaje conocido como Mecho. Este hombre tenía una novia que vivía en el Mescal y la visitaba por las noches, que por cierto, la casa de la susodicha quedabaen las afueras del pueblo.

Una noche, de poca luna y muchas nubes, Mecho se dirigía a ver a su amada, cuando llamó poderosa¬mente su atención la figura diminuta de un patojito que caminaba, al igual que él, por los senderos oscuros de Purulhá.
El primer pensamiento de Mecho fue: "Qué padres tan irresponsables que dejan a este niño andar sólito y tan noche en las calles". El enamorado Mechosiguió su andar preciso y rápido hasta que alcanzó al patojito y le agarro de la mano. Su idea era preguntarle por dónde vivía para llevarlo o al menos encaminarlo a su casa, pero el niño sólo atinaba a decir con una aguda y fina voz infantil: "Dame un len, "dame un len". Mecho no dejaba de caminar y hacia caso omiso de la solicitud del niño, hasta que de pronto la voz de niño se volvió ronca y deultratumba, y le dijo: "Daaamee uuuun leeen". Mecho soltó de inmediato la mano del supuesto niño y corrió con todas sus fuerzas, como alma en pena, hasta llegar a la puerta de la casa de su amada, donde cayó desmayado del soberano susto. El enamorado solo se repuso del todo al ver a su suegra.
La historia se corrió por todo el pueblo, como quien dice: de casa en casa lo supo todo el pueblo y apartir de entonces Mecho fue objeto de burlas, por supuesto, más de los incrédulos que le gritaban: ¡Oye Mecho! ¿Cuándo vas a ir a ver a tu novia al Mescal? Por supuesto que el tal Mecho respondía con una grosería, gritando con todo pulmón un tremendo verbo que le recordaba los orígenes a quien le preguntaba.
El pueblerino.







El Tronchador
Todos los pobladores estaban atemorizados conla presencia de un personaje a quien no veían, pero, sí las acciones que sucedían durante la noche. A las cinco de la tarde llegaban corriendo los hombres del trabajo al rancho, donde encontraban todo listo para la cena, la cual consistía en el jarro de café, el rimero de tortillas, la escudilla de chile, y si tenían mucha suerte, la olla de frijoles o la jícara de sal.
Todos comían rápidamentealrededor del fogón; los patojos ya no salían al patio, ni para orinar, pues ya se acercaba la hora que salía el Tronchador, se apagaba el ocote, se sacaban los leños del fogón y todos en silencio se dirigían al tapezco para dormir, ninguno quería quedarse en la orilla, pues sentían que el Tronchador se los tragaba, esto obligaba al tata a cambiar de lugar en el tapezco, que si no, los patonos no...