leyendas de la colonia

Páginas: 16 (3876 palabras) Publicado: 21 de septiembre de 2013
INTRODUCCION
Muertos que regresan del más allá, fantasmas, apariciones diabólicas, castigos inexplicables y hechos sobrenaturales, muertos que resucitan, almas en pena y muchos hechos espantosos ocurrieron durante la época de la Colonia. Pasó el tiempo, y las gentes que por curiosidad leían o escuchaban los relatosespantables de los días en que nuestra Capital era la Capital de la Nueva España, dijeron que todo habían sido invenciones de gentes oficiosas, de mentes predispuestas y lo que fueron ocurrencias, sucesos verdaderos avalados por las autoridades de su tiempo, se convirtieron en sabrosos cuentos y leyendas.Estos pues, son los relatos basados en investigaciones, en consultas de antiguos y carcomidos documentos que duermen el sueño del olvido en apolillados anaqueles de los archivos de Indias de Sevilla y en los archivos oficiales del país. Quizás se les ha agregado un poco de fantasía, algo de sabor para evitar lo frío, lo macabro y amargo de un relato, pero sin desvirtuarni menguar el meollo del asunto.

INDICE
TITULO PÁGINA

El Armado 2

La Calle de la Quemada 3El Callejón del Muerto 4

El diablo en pañales 5

La calle del indio triste 6



El Armado
Allá a principios del Siglo XVIlos habitantes de la Capital de la Nueva España veían salir a este hombre misterioso del rumbo del Callejón de que hoy es Calle de Pedro Ascencio. Callado, mustio, si acaso saludando con un: "Vaya usted con Dios" o "Santas y buenas tardes tenga su merced", o "Dios Guarde a su Persona", se perdía entre las sombras del callejón de Los Gallos, cruzaba los pantanosos llanos y llegaba a Corpus Christi.De allí siempre con su paso lento, se llegaba hasta las puertas del Convento de San Francisco y penetrando con resolución se iba a postrar de hinojos ante el altar y capilla del Señor de Burgos. Grandes y prolongados gemidos escapaban de su pecho, gruesos goterones de llanto resbalaban por entre la rejilla de hierro de su celada y en un tintinear de espadas y armadura, se inclinaba hasta besar elsuelo siete veces. Allí permanecía orando, gimiendo y pidiendo perdón sin que nadie osara acercarse para enterarse qué clase de culpas solicitaba expiar. Después, se levantaba y continuaba su camino hasta hallar otra iglesia en donde penetraba para repetir sus lloros y sus oraciones. Primero los transeúntes lo miraban con miedo, con ojos interrogantes y después con respeto y lástima, pues se decíaque era un penitente que arrepentido de sus graves culpas, andaba de la Capilla del Señor de Burgos hasta cuantos altares le era permitido el tiempo, hasta llegada la medianoche en que se le veía alejarse recorriendo los callejones de Arcinas, de los Betlemitas, de La Celada, de los Sepulcros, de Santo Domingo y de los Monasterios, para perderse como ya se dijo, por el rumbo del callejón. Sinduda alguna se trataba de un caballero, a juzgar por la ropa que vestía, negra toda, de seda y astracán, de asfódelo y paños cubierto este atuendo con la pesada armadura que portaba, su espada en la que todos reconocieron como hoja de hidalgo caballero y un puñal de izquierda o de misericordia, pues en un duelo a estoque jamás se remata al rival cuando ya agoniza, sino que se le remata con este...
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