Libro 3
Con la tecnología de Traductor de Google
Libro III
LIBRO TERCERO
CANTO PRIMERO
I
Genios de las riberas,
Invisibles espíritus del bosque,
Que convertís en moscas o en reptiles
A los indios que vagan por la noche;
Seres que, en las tinieblas,
Gastáis el tiempo el, ajustar los broches
De la dormida flor, mientras su ovario
Abre su amor al encendidopolen;
Que elaboráis en ella
El dulce néctar que la abeja sorbe
Y los frescos aromas, que sedientos,
Los labios de los céfiros recogen;
O en la mortal cicuta
Vivís acurrucados, de los hombres
Acechando el secreto de la vida
Y destiláis la hiel de los dolores.
Y agriáis la crespa hierba
Que ni el carpincho ni la nutria comen,
Y envenenáis al avestruz dormido
Loshuevos bajo el ala sin que os note.
II
Vírgenes transparentes
Que os colgáis en las ramas de los molles,
Y os columpiáis, con vuestros pies trazando
Rayas de luz sobre la linfa inmóvil ,
Y en esas lacias hebras
Con que acaricia el sauce al camalote
Subís y descendéis llevando al río
Rayos de luna en haces brilladores;
O hundidas en un lecho de espadañas
Os reclináisen los desiertos bordes,
A escuchar el secreto de las olas
Que transformáis en trémulas canciones;
Pobladores del aire
Leves y multiformes,
Hijos de los crepúsculos azules
Que con las alas embozáis los montes;
Que taladráis el diente
De la víbora en donde
Derramáis los licores ponzoñosos
-Que al infiltrarse, el corazón corroen;
Que en los ojos del tigre
Encendéisvuestra antorcha y las visiones
Preparáis a su luz disparatadas
Y las vaciáis en sus extraños moldes;
Que en la blanca osamenta,
Hacéis brotar los fuegos fatuos dobles,
Esos que, sobre el haz de los pantanos,
Ebrios, inquietos e impalpables corren.
Suben, bajan, se arrastran, se persiguen,
Se agitan y se rompen,
Y se apagan los unos a los otros
Sin que el aire losmueva ni los sople;
Almas de los murmullos,
Espíritus errantes de las flores
Que, al murmurar, hacéis más perceptible
El solemne silencio de los orbes;
Invisibles remeros
Que empujáis blandamente al camalote
En que navega incorporado el tigre
Que dormido en la orilla descuidóse;
Engendros de los ríos
Que recortáis la escama y los arpones
Del dorado debajo de lasislas
Que en vuestros hombros sostenéis a flote,
Meciéndolas en ellos
Sin que el río en que nadan se desborde,
Ni el movimiento imperceptible y blando
Las húmedas barrancas desmorone;
Seres que, como llamas apagadas,
Sois de un pasado informe
La vida actual y eterna, cuyo velo
La fuerza del espíritu descorre;
Testigos que no mueren.
Que acompañasteis a las tribusnómades,
Las visteis desprenderse de su tronco
Y viajar, sumergiéndose en la noche:
Brotad de entre los tiempos y escuchadme.
Yo os nombraré por vuestros propios nombres;
En la forma, en la voz y el movimiento
Mi espíritu sutil os reconoce.
Cabalgando en las horas que pasaron,
Que el tiempo enfrena y en su noche esconde
Desatad vuestras alas puntiagudas
En legiones aéreas ydeformes.
¡Horadadme esa tierra!
¡Sacudidme ese monte!
Como caen los cabellos de un anciano
Como el cardo desgrana sus plumones,
De la muerta cabeza
En que pensó una raza, acaso logre
Ver desprenderse el pensamiento oculto
Sobre mi frente cuando yo os invoque.
Dad un vuelco a ese río!
Salid, desde su légamo a sus bordes,
Con secretos del agua y de la arena,
Delos huesos de piedra que se esconden
En el profundo limo
En que tienen las algas sus amores,
Se arrastra el yacaré, duerme la raya,
Y la tortuga sus nidadas pone.
Infundid en ese indio
Que ahora penetra en el callado bosque
Los latidos postreros de una raza
Que a vuestro acento viven y responden;
Latidos de esperanzas imposibles,
Rudo y último acorde
De las...
Regístrate para leer el documento completo.