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La Ilustración confiaba en la capacidad del ser humano paraalcanzar la felicidad mediante el orden, la igualdad, la paz y la razón. Contra esta corriente siempre ha habido un espíritu romántico que se rebela contra lainjusticia, reclama más libertad y le da mayor importancia a las emociones que al pensamiento.
El Romanticismo asumía el legado de la Ilustración, reconocíalos avances científicos y la importancia que se le daba al individuo. Sin embargo, por otra parte, el pensamiento romántico rechazaba el excesivo peso queelSiglo de las Luces había concedido a la razón y a la ciencia. El resultado de confiarlo todo a la razón era completamente insatisfactorio para el individuoromántico, que confiaba más en la capacidad imaginativa del individuo y daba gran importancia a la subjetividad. La felicidad basada en el orden, el control y laigualdad que promovía el proyecto ilustrado era del todo insuficiente para el romántico.
Los deseos del ser humano, pensaban los románticos, van más allá de susnecesidades materiales. Eso no significa que tuvieran una alternativa, y su actitud era a veces rebeldía en estado puro, rebeldía contra una vida que nuncacolmaría sus deseos, su anhelo insaciable. Esto producía muchas veces en el romántico un sentimiento de angustiaque desembocaba a menudo en crisis espirituales
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