licenciado en derecho
Querido Miguel:
Me faltó valor para decirte cara a cara lo que te dejo escrito en esta carta. Sé que mucho te afectará mi decisión de renuncia irrevocable. Ya sécuánto hiciste por mí desde que abandoné mi anterior trabajo de asistente contable; incluso, entre tú y yo surgió un cariño poco común en este negocio. Tú me enseñaste a ser puta y yo te enseñé a escribircartas; vaya dúo más interesante.
Ya sé que es mucho lo que debo agradecerte, y lo agradezco; en los últimos cinco años me diste dinero, confianza y seguridad. Al principio me fastidió el apodocon el que me bautizaste apenas me viste con mis lentecitos, mi falda de cuadros y mi verbo a medio camino entre intelectual y vagabunda, "La estudiante". Luego, creo que por la capacidad de inventivaque el apelativo me dio ante los clientes, me terminó gustando. Pero la cosa ya no es igual Migue; ya nada es como antes. El burdel se ha convertido en un fastidio atómico; creo que de seguir por esecamino las beatas lo terminarán confundiendo con un convento. Ya no nos visitan los "busca huecos compulsivos", ahora la casa se la pasa repleta de "señoritos disfrazados de lujuriosos". Ya sabes cómome aburre esa gente pared, la que no oye ni ve; a mí me gusta la gente sangre, la que siente y respira. Y lamento decirte que esto va de mal en peor, Migue. Ya sé que puedo parecer contradictoria,pues, antes, como a cualquier puta, me fastidiaban los "busca huecos compulsivos", pero hoy, mientras escribo esta carta, la verdad es que los extraño. Es posible que la causa de semejante nostalgia seala invasión de esos señoritos bien peinados y bañados en colonia importada. No puedo más Migue, estoy hasta la coronilla de estos tipejos. El negocio se fue al demonio cuando empezaron con el no hagasesto y no hagas lo otro; no fumes, no te drogues, no tomes licor, no andes en bragas por la casa. ¿Qué más nos van a prohibir Migue? Un día de estos nos van a quitar el derecho a dar el culo. O...
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