licenciado



Alumno: Juan Alberto Becerra Acosta Aguilar de Quevedo.

Profesora: Consuelo Troncoso.

Curso: Inteligencia emocional.

Licenciatura en Psicología.


“Resplandor Emocional ”.



15 de junio de 2013.


A finales del Siglo XII en Houyet, pequeña población de la provincia de Dinant, perteneciente a Brabante, hoy Bélgica, una actividad de primera importancia para poder sostenera los habitantes de la localidad, era la cacería. Ferdinand, un hombre de treinta y seis años, esposo de Stephá de 27, y padre de cuatro hijos y tres hijas, era cazador de osos y de zorras. Su prestigio se conocía a kilómetros de Dinant. En Amberes se vendían pieles de osos cazados por Ferdinand, y en Bruselas, las damas se protegían del frío, colocándose elegantemente sobre el cuello, las pielesde las zorras que habían tenido el infortunio de cruzar su camino con el del cazador más notable de Brabante. Ferdinand no se constreñía en cazar, pescaba salmones y truchas en la ría que atraviesa el pueblo de Houyet, llamada “La Meusse”, que desemboca en el Río Lesse, que a su vez dirige su caudal al Río Sena. Afortunadas eran las truchas y salmones que llegaban a Paris, pues ello era señal deque habían logrado evadir las redes y cañas que Ferdinand tendía en una extensión de un kilómetro, a orillas de La Meusse.
El pueblo entero de Houyet se beneficiaba de las habilidades de Ferdinand; debido a la enorme cantidad de pieles que sus incursiones producían, más de cinco familias del lugar dejaron de sembrar trigo para dedicarse de tiempo completo a curtir pieles. El herrero del pueblo,tuvo que aumentar su producción de lanzas y flechas, por lo que contrataba a cualquier muchacho que estuviera en edad de trabajar y que no tuviera otra actividad que la de saciar su ociosidad, pues como Ferdinand decía, “el ocio no era la madre de una vida padre”. Las mujeres del pueblo confeccionaban collares con las garras de los osos, y con sus dientes, tallaban anillos y otras piezas debisutería. Cada semana arribaba al pueblo, un comerciante que compraba a Ferdinand sus pieles, a las mujeres sus collares y dientes tallados, y pagaba buen dinero por todo ello. Ferdinand invertía sus ganancias en la actividad que realmente era su pasión, y por la que la culpa de privar de la vida a animales tan maravillosos, se aminoraba. Era el teatro y la enseñanza de los grandes exponentes de lasculturas antiguas, la griega y la latina. Construyó una escuela y le pagó a una profesora que hizo traer desde Bruselas, para que enseñara, primero a leer, y luego a analizar el legado de autores como Sófocles, Aristófanes, Esquilo y Plauto, a lo asistentes de la escuela, que eran casi todos los habitantes de Houyet, con la excepción del sacerdote y de unos cuantos monjes; Entre los habitantes delpequeño poblado, se representaba una obra de teatro que era, cada año, la actividad más trabajada, platicada, y por supuesto, esperada y que traspasaba las fronteras; con el tiempo, estas representaciones atraían a los habitantes de poblaciones vecinas, y el señor de Houyet, Vincent, primo de Juan II de Brabante, se jactaba de la perfección escénica que los habitantes de su dominio, lograban cadaaño en sus representaciones.
Debido a la fama que Ferdinand tenía como lanzero y arquero, tristemente fue llamado, a través de su señor Vincent, por Juan II, mal apodado el Pacífico, para luchar a su lado contra las revueltas y tumultos que las ciudades de Brabante experimentaban, debido a que los burgueses reclamaban la abolición de los privilegios de la nobleza. Ferdinand lucho con valentía yarrojo; su lealtad para el monarca le impedía vacilar ante el posible deseo que tenía por regresar a Houyet, y se consolaba con la seguridad de que la recompensa por sus servicios de arquero y hombre cercano a la guardia real, le permitirían llevar a cabo la mejora y ampliación del rústico teatro de Houyet, y, tal vez, hasta la compra de un telón.
La lucha duró seis años, y se resolvió con un...