Lobos en las curules
Lobos en las curules Ilse Ancona 1124016
personas, la respuesta nos conduce a un círculo vicioso que demuestra que fácticamente no hay quien cuide que el poder del poder no se exceda. Si vivimos bajo el mando de funcionarios públicos cuya dominación no es mediada mas que porinstituciones inoperantes y corrompidas por ellos mismos a placer de sus deseos, ¿estamos arruinados? Resistiéndome a aceptar un fatalismo de tal dimensión, me propuse descubrir lo que causa la hegemonía desmedida y perjudicial de los “lobos”. Tras reconocer que en realidad, los organismos regulatorios no tienen efectos positivos ni negativos en nosotros con sólo ser creados formalmente deduje que lainfección que nos arruina proviene de quienes están detrás de ellos. Entonces, el comportamiento de un gobierno dependerá de los hombres que operen en él y la acción pública se caracterizará por tener vicios o virtudes según éstos los tengan. Así, una nación sortearía su ruina si un ser virtuoso está al frente de ella. Tener apetitos y aspiraciones es connatural a los individuos, pero alguienvirtuoso orienta su “sed” y “hambre” por referentes éticos sólidos provenientes de su interioridad. Apunto esta procedencia porque nadie debiera ser controlado por aparatos ni ideas externas, sino por su propia personalidad –siempre y cuando sea íntegra--. En otras palabras, identifico a la ética como una potencial solución a la “guerra de todos contra todos” hobbesiana; sin embargo para que el remediopase de la contingencia a la realidad, es necesario que esté determinado por un marco axiológico auténtico; es decir, que derive de una conjetura racional y del alma, no únicamente de un convencionalismo social. Lo anterior se explica al percatamos que nos “pesa” regir nuestra vida por valores que no son producto del espíritu y la razón individual. Aclaro que esta actitud no es sinónimo derelativismo moral; sino de practicar la ética con por convicción y no por imposición. Una vía para hacerlo es el método socrático, mismo que consiste en cuestionar las convenciones que la generalidad asume como ciertas de antemano incluso cuando no conoce con precisión su trasfondo. Según Botton (2000), “sofocamos nuestras dudas y seguimos la corriente porque no somos capaces de concebirnos como...
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