los arboles mueren de pie
En contraste con el aspecto burocrático hay acá y allá un rastro sospechoso de fantasía: redes de pescadores, carátulas, un manto, un globo terráqueo, armas inútiles, mapas coloristas de países que no han existido nunca; todaesa abigarrada promiscuidad de las almonedas y las tiendas de anticuario.
En lugar bien visible, el retrato del Doctor Ariel, con su sonrisa bonachona, su melena blanca y su barba entre artística y apostólica.
Al levantarse el telón la Mecanógrafa busca afanosamente algo que no encuentra en los ficheros. Consulta una nota y vuelve a remover fichas, cada vez más nerviosa. Entra Helena, lasecretaria, madura de años y de autoridad, con sus carpetas que ordena.
*Silencio en escena - Música de oficina*
(Helena observa a la mecanógrafa mientras ésta busca una ficha, espera. La mecanógrafa busca entre carpetas azules; helena señala hacia las blancas. La mecanógrafa se levanta, cierra los ojos y saca una ficha, que tiende a Helena que toma notas rápidas en un bloc.)MECANÓGRAFA.
¿Puedo hacerle una pregunta? Ya sé que no se debe, pero a mí me ocurrió algo parecido y estoy muerta de curiosidad.
HELENA.
Acostúmbrese a obedecer sin preguntar; es mejor para todos. (Arranca la hoja del bloc y se la da con la ficha y la carpeta.) (La mecanógrafa va a salir.) Otra cosa; si llega una muchacha de ojos tristes, con boina a la francesa y tarjeta azul, hágala pasarinmediatamente.
MECANÓGRAFA.
¿La del ramo de rosas?
HELENA.
¿Cómo lo sabe?
MECANÓGRAFA.
No fue culpa mía; lo oí, sin querer, cuando se lo estaba diciendo el Jefe.
HELENA.
Director.
MECANÓGRAFA.
Disculpe. (Sale. La Secretaria se sienta a ordenar papeles y tomar notas. Entra, de secretaría, el Pastor protestante; un tipo demasiado perfecto para ser verdadero. Viene de un humor nadaevangélico.)
HELENA y PASTOR
PASTOR
Esto ya es demasiado. ¡Protesto! Respetuosamente, pero protesto.
HELENA.—(Sin abandonar su trabajo.)
¿Otra vez?
PASTOR.
Yo he sido llamado aquí como especialista en idiomas...¿Hasta cuándo me van a tener ocupado en trabajos inferiores?
HELENA.
Cálmese, reverendo.
PASTOR.—(Repentinamente alarmado mira en torno y baja la voz).
¿Por quéme llama reverendo? ¿Hay alguien?
HELENA.
Nadie; tranquilícese y cámbiese inmediatamente. (Le tiende un papel.) Tiene otra misión delicada para hoy.
PASTOR.—(Sin ilusión.)
Sí, ya sé. ¡Barco noruego a la vista! ¿Tengo que ser yo el que vaya al
puerto?
HELENA.—(Dejando el tono amistoso para imponerse.)
Aquí nadie tiene el derecho de elegir sus consignas. ¡O se obedece a
ciegas o seabandona la lucha!
(Deja resignado su biblia y sus lentes. Corre la cortina descubriendo el vestuario, se quita la levita, y mientras sigue el diálogo va poniéndose una camiseta marinera y las altas botas de agua sobre el mismo pantalón.)
HELENA.
¿a qué viene ese mal humor? ¿Alguna queja?
PASTOR.
Lo de los nombres. Pase que en el cumplimiento del deber se me
llame el "F-48". Peroaquí dentro, entre compañeros...
HELENA.
Es mejor que nadie sepa el nombre de nadie. Puede prestarse a
indiscreciones peligrosas.
PASTOR.—
Ni una palabra más. ¿A qué hora llega ese maldito barco?
HELENA.
¿Por qué maldito?
PASTOR.
Quiero decir, ese dichoso barco.
HELENA.
¿Por qué dichoso? No lo diga con ese gesto. Sonría. Una buena
sonrisa es la mitad de nuestro...
Regístrate para leer el documento completo.