los capitanes negro
León bajó su mano y le apartó un mechón de pelo de su frente, con una
leve sonrisa.
—Ha pasado un monstruo. Creo que ha sido el mismo quemató a
Bertolucci. Atravesó con su mano la pared del ascensor y te hirió. Te golpeaste
en la cabeza después de que... te atravesara con su garra.
¡El virus!Ada se esforzó por incorporarse para mirarse la herida, pero el fuerte
dolor de cabeza la obligó a tumbarse de nuevo. Estiró la mano y se tocó con
cuidado ellugar donde sentía el palpitante dolor. Entrecerró los ojos cuando
pasó los dedos por encima del chichón pegajoso.
—Eh, eh, tranquila. Quédate quieta —leadvirtió León—. La herida no es
demasiado grave, pero te diste un golpe muy fuerte...
Ada cerró los ojos mientras intentaba recuperar el control. Si se habíainfectado, ya no podía hacer nada para evitarlo... y aquello sería realmente una
ironía. Si había sido Birkin quien la había herido y todavía estaba lleno degérmenes, ella terminaría recogiendo el virus-G de un modo muy personal.
Respira profundamente, mantén la calma. Ya no estás en el transporte. Eso, ¿qué
te dice?—¿Dónde estamos? —preguntó mientras volvía a abrir los ojos.
León meneó la cabeza con un gesto negativo.
—No estoy seguro. El sitio es como tú dijiste. Estamos enuna especie de
fábrica o de laboratorio subterráneo. El transporte está justo ahí fuera. Te he
traído a la habitación más cercana.
Ada giró su dolientecabeza lo suficiente para ver las pequeñas ventanas,
justo encima de una mesa repleta de papeles, que daban a la gran nave donde
había llegado el transporte.
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