Los inocentes

Páginas: 10 (2410 palabras) Publicado: 18 de septiembre de 2012
El asedio
[Cuento. Texto completo] Emilio Díaz Valcárcel |
IUna familia normal y feliz, pensó apoyada sobre el volante. Un padre gordo y de apariencia próspera, recién afeitado, una bella pareja de niños, y una madre que alcanza ya los treinta años, mofletuda, satisfecha como toda mujer que siente colmados sus instintos cardinales. Sintió subírsele a la garganta el confuso sentimiento deilegitimidad que permanecía anclado en ominoso acecho en el fondo de su espíritu. Un espíritu contrahecho, pensó, regocijándose en su propio flagelo. O tal vez el espíritu esté intacto, murmuró agarrándose a una posible reconciliación consigo misma. Pero ningún alivio provino de este pensamiento. Y, sin saber por qué, tiró molesta de su falda hacia abajo, como si con ello cortara el torturante fluirde pensamientos que había comenzado justamente cuando ella detuvo el automóvil frente al edificio de departamentos. La falda, que delataba unas caderas secas, no era lo suficientemente larga para cubrir las rodillas nudosas, casi masculinas. Neida no vendría a las tres. Tenía que cumplir compromisos con sus amigas, hablar del matrimonio, del joven actor de la última hora, de la temporada playera.Tenía que desenvolverse naturalmente entre los suyos. La podía ver sin mucho esfuerzo: menuda y ágil, primorosa en su ceñido traje beige. Esperó quince minutos, apoyada aún sobre el volante. El hombre gordo y de apariencia próspera, la madre mofletuda y la bella pareja de niños, que durante un largo rato habían estado detenidos frente a la escalera principal del edificio en actitud de esperar aalguien, decidieron al fin entrar por la gran puerta de cristal esmerilado. (El macho vigilante y serio, cumpliendo a cabalidad su tradicional misión, seguido de la sumisa hembra y de la cría -meditó.) Imaginó esa familia ubicada en un siglo remoto: una tosca guarida en una cueva, el macho y la hembra en cueros, la cría comida por piojos y pústulas hoy desconocidos, trepando dificultosamente elprimer peldaño de la historia humana. Esta imagen del origen del hombre la movía a risa. Era su desquite. Neida, la maldita, la irresponsable Neida no vendrá -se dijo. Atisbó hacia el tercer piso torciendo el cuello por la ventanilla del auto hacia afuera: allí estaban las begonias, los geranios, la jaula con el canario que nunca canta, todo lo que resultaba familiar a su figura. Pero no vio la finamano posada en la baranda, ni el dorado cabello reflejando el sol de la tarde. Encendió el motor y arrancó calle arriba. Al infierno si no quiso venir, se dijo. Manejó durante quince minutos por las calles abandonadas. Eran las calles del domingo. Estaba aburrida. La radio sólo le ofrecía sermones religiosos. Se dirigió a las afueras de la ciudad. II Vio el letrero (LUGO’S) y se detuvo. Estacionó suautomóvil cerca de la entrada y entró al establecimiento. En el patio interior danzaban lentamente unas parejas. Se sentó a una de las mesitas y pidió una bebida. Era su rutina. De casa de Neida al Country Club y de ahí al infierno. Afuera, los automóviles pasaban rugiendo por la ancha carretera de cemento. Sospechó que tendría visita. Unos hombres la miraban moviendo los labios. Exactamente lode siempre. Dos vientres abultados pasaron rozándose ante su nariz, movidos por la ligera música del gramófono, bajo el revuelo de hojas arrancadas por la incipiente brisa veraniega. El árbol de mango se elevaba en medio de la plazoleta, una plazoleta resquebrajada y llena de hojarasca. A la gente, a la estúpida gente le gusta la naturaleza, meditó. Neida con sus geranios y su canario machorro. Elamor a la naturaleza, al orden, a la perfección... -¿Bailamos, señorita? Se sintió incómoda. Era como si le acreditaran un acto heroico que no le pertenecía, como si efectivamente hubiera habido una terrible equivocación al dirigirse a ella y condecorarla con las palabras. Pero tenía que participar de la farsa. -Gracias. Espero a alguien. No dio importancia al gesto del hombre. Ya no la...
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