Los lavaderos públicos
Algunos pueden pensar que la caída en desuso dealguno de los elementos arquitectónicos de nuestros pueblos es suficiente motivo para aplicar sobre ellos la piqueta y el marro, y es que, a veces, la especulación del suelo ha conducido a losmunícipes a borrar de la faz de la tierra los pequeños signos de identidad que jalonan nuestras poblaciones. Como dice un conocido antropólogo, este patrimonio ha pasado de ser modesto a molesto, impidiendoque los nuevos arquitectos tracen líneas rectas donde siempre fueron curvas. Así, ha ocurrido con uno de los elementos más conocidos y singulares del paisaje onubense: los lavaderos públicos.
Hoy quetan en boga está entre nuestra clase política la defensa de la mujer para alcanzar esa igualdad tan justa y necesaria, se tiran al suelo sus señas de identidad, pues qué si no son los lavaderospúblicos, esos espacios de sociabilización donde se refugiaba la poca libertad que la sociedad siempre les ha concedido. Hay algunos especialistas que han hablado de ellos como casinos femeninos donde lamujer se manifestaba en toda su realidad, sin tapujos ni ambages.
Allí, lavando en los refregaderos, la libertad de expresión alcanzaba sus máximas cotas cuando en España el absolutismo lo acallabatodo. Desde la política local hasta los amoríos nada le era ajeno a las abnegadas y trabajadores mujeres de pasadas generaciones. Como si de castillos se tratará, en los lavaderos, las mujeres sehacían fuertes y pocos hombres se atrevían a acercarse a un lugar donde podían ser objeto de mofa y burla.
La inmensa mayoría de nuestros lavaderos se encuentra en las sierras de Aroche y Aracena, ysegún el malogrado José María Medianero debieron de surgir los primeros en el siglo XIX. Los lavaderos existentes los podemos clasificar siguiendo a este autor en lavaderos descubiertos, lavaderos...
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