Los limites del amor
manejado, por un sentimiento que nos envuelve y nos controla. Y de estas consultas psicológicas, el ochenta y cinco porciento son de mujeres. Obviamente no se trata de vivir sin amor y negar el hecho de que en algunas relaciones, tal como decía Roland Barthes en su libro Fragmentos para un discurso amoroso, "arder" es mejor que "durar". Nadie desdeña la experiencia amorosa en sí misma, sino las terribles secuelas de su idealización sin fronteras. Los mitos, en psicología cognitiva, son ideales inalcanzables,salidos de toda posibilidad y anclados en un "deber ser" definitivamente contraproducente y sin sentido. No se trata de destruir el amor, sino de reubicarlo, ponerlo en su sitio, acomodarlo a una vida digna, más pragmática e inteligente. Un amor justo y placentero que no implique la autodestrucción de la propia esencia, ni que excluya de raíz nuestros proyectos de vida. El amor no lo justifica todo, noes Dios, aunque hayamos establecido esa correlación a través de los tiempos. "¿Por qué no lo deja, señora? ¿Por qué no se salva y escapa a la indiferencia y el maltrato psicológico que la están destruyendo? ¿Por qué sigue ahí, si sabe que él la engaña con otra mujer?" La respuesta es patética:"No puedo, lo amo". Si el amor, en cualquiera de sus formas, se nos presenta como la máxima aspiración devida, no podremos vivir sin él y haremos cualquier cosa para obtenerlo y retenerlo, independiente de los traumas que pueda ocasionar. Parecería que todo vale cuando se trata del "milagro del amor", o mejor, nada vale o da lo mismo, porque se supone que no hay amor auténtico sin dimisión absoluta. Amor "estoico", dispuesto a todo, cuanto más insensato, mejor. Amor en cantidades apabullantes,desmedido, ahogarnos en él hasta perder el sentido de la proporción y de la propia vida. ¿Acaso no se trata de eso? ¿Acaso el amor no es "lo más sustancial"?, gritan a los cuatro vientos los enamorados del amor. Pues no: el culto al sacrificio sentimental ilimitado es una epidemia que aniquila vidas y al cual nos sometemos inexplicable y embelesadamente
como ovejas al matadero. La siguiente frase de...
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