Magia en los Andes

Magia en medio de los Andes
Iba en visita del lugar donde una joven ñusta fue secuestrada por un enamorado cóndor, los dos ancestrales amantes se escondían en las cuevas de una laguna conocida como Quirutoa; o sino la lucha entre dos dioses, el Quilotoa y el Tochai, deidades del tiempo de los panzaleos y zumbahuas que combatían en el fondo del cráter del Quirutua para poder erupcionar yarrasar los páramos. Eran tierras de leyenda que en mi cabeza que a veces se abstrae en ellas tenían un matiz distinto y aunque la urbana cotidianidad nos quita esas concepciones místicas aun aquel lugar guarda misterio y belleza, pues se encuentra alejada de nuestra urbanidad, civilización y costumbres occidentales.
La primera prueba para encontrar a esa Ñusta y su Cóndor Matzi fue la paciencia;paciencia por esperar el arribó de mis compañeros, paciencia para observar la disputa entre el controlador de la Cotopaxi y la de la Vivero, paciencia de nuevo con mis compañeros que esperaban que el bus salga ¡Ya! De alguna forma eso era imposible, para que un lugar se conserve tan hermoso y tranquilo debe estar lejos de todo y el bus no solo nos llevaba a nosotros sino a otros turistas y personasque viven, trabajan, sueñan en los páramos de Zumbahua, a ellos también los molestábamos, éramos ajenos en su entorno, saque las hojas de un folleto y leí para evitar caer en la tentación de la impaciencia.
Al principio sumergido en mis pensamientos, bajo el sonido de la música de los auriculares no contemplaba el paisaje; pues ya muchas veces lo he atravezado para llegar a La Mana, un cantón detierra caliente de la provincia de Cotopaxi, pero el Quirutoa o Quilotoa en un quichua más hispanizado me era ajeno. Pero pronto los Andes le ganaron la batalla por mi atención a Black Sabbath y empecé a redescubrir aquellos paisajes de montaña que siempre me maravillan, a los hombres y mujeres que se enfrentan a los elementos para cultivar la tierra y alimentar a los que vivimos en las ciudades,los rebaños que parecen pender de un hilo en los empinados cerros, los campesinos que no muestran rostro de cansancio ni a la altura ni al Inti que aquel día se mostró en su esplendor máximo.
Zumbahua había crecido y en parte viví esa transformación de pueblo de paso a una prospera parroquia rural, como si Macondo se hubiera instalado en los Andes en esa suerte de realismo mágico de una ciudadque en menos de dos décadas abandona las tradicionales chozas por altas construcciones de cemento. Breve fue el paso por la parroquia, lo que deja cierta inquietud de conocerla a profundidad en un futuro. En menos de treinta minutos el bus nos dejó en la entrada a la Laguna y fuimos sorprendidos por una especie de arancel que según los habitantes de la comunidad servía para mantener seguros lossenderos; quizá sea necesario buscar la manera de informar a los turistas sobre los aranceles pero la comunidad de cierta manera debe vivir de las actividades turísticas, pues el Quilotoa además de ser una laguna es un producto de venta.
Al observar desde el mirador entendí porque aquella laguna encierra tantas leyendas y se encuentra tan lejos de todo; pues un lugar así no puede estar cerca deuna ciudad, se vería contaminado y triste; no sería tan puro y pacífico como la encontré. Las aguas eran azules bajo el sol y existía un extraño resplandor verdoso en toda la superficie de la laguna, sus aguas me llamaban y me preguntaba ¿Por qué antes no la busqué y la contemplé? ¿Por qué espere veinte años para llegar a conocerla? Quizá porque en ese momento estaba listo para comprender lo queella ocultaba.
En el descenso solo quería llegar y contemplarla cercana, los senderos son muy seguros y la vista es siempre agradable y directa a la laguna. Turistas de diversas nacionalidades emprendían ya el camino de regreso, algunos a pie otros en mulas o yeguas, todos con el rostro de una extraña satisfacción. A pesar de que los senderos sean seguros algunas caídas que presencia no se pueden...