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|EL HOMBRE MÁS ABURRIDO DEL MUNDO: |
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|XVI CONCURSO RELATO CORTO ELENA SORIANO |
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|14/12/2011 |


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Lo que sucede en este relato, nos puede pasar a cualquiera de nosotros, si no trabajamos la imaginación y alimentamos el amor día a día en las relaciones con nuestra pareja.
EL HOMBRE MÁS ABURRIDO DEL MUNDO:


Como todos los días salía de trabajar deun enorme complejo de edificios de oficinas. Del cual todos los días a las mismas horas de entrada y salida se formaba una marabunta de humanos. Todos en dirección de sus coches, autobuses o el metro.
Yo me lo tomaba con toda la calma del mundo, pues lo que me esperaba cuando llegara a casa no sé si era peor que la jornada laboral.
Allí estaba Mª José, mi mujer durante más de 20 años creo yasoy incapaz de recordarlo. Igual eran 25 años, no sé pero era toda una eternidad con Maruja, así la llamaba yo. Después de todo ese tiempo y la creación de dos críos que ya tenían 16 y 19 años. Lo que me esperaba en casa era lo de siempre. Según abría la puerta el ruido ensordecedor de dos tipos de música distinta. El grito de Maruja preguntando eres tu cariño?! Si ya llegue a casa, todo esto avoces porque no había manera oír nada más que el ruido, que procedía de distintas habitaciones. Tienes la cena en la mesa cariño. (Como todos los días) durante los años que llevábamos casados.
Yo no sé en qué momento todo se convirtió en rutina y comentarios triviales.
Cuando me case con Maruja, ella era una mujer escultural con un cuerpo lleno de curvas y una mirada llena de alegría y sorpresas.Ahora se convirtió en una mole de carne amorfa, que cuando se movía o hablaba, toda su carne se movía como si fuera plastilina, lo mismo se hinchaba o se deshinchaba según las palabras que pronunciaba, ya no recuerdo cuando fue la última vez que habíamos hecho el amor. Yo procuraba siempre ir a la cama el primero, me acostaba girado de espaldas a ella, para no verla cuando se desnudaba. Porque la“paquina”. Nombre que le habíamos puesto a mi miembro viril. En otras épocas que éramos más activos en la cama. Cuando notaba la presencia de Maruja cerca en la cama se escondía de tal manera que a veces sentía como si la hubiera perdido para siempre. Cuando Maruja se metía en la cama mi cuerpo daba un bote de más de un palmo sobre la misma debido al montón de peso que le había caído a la cama degolpe y la paquina se encogía todo lo que podía no fuera cosa que se le acercara la mano de Maruja.
Sonaba el despertador y como todos los días, me levantaba a la ducha, tomaba el café y de vuelta otra vez al trabajo.
Pero este día fue totalmente distinto. Cuando me senté en el metro, Justo en la diagonal de mi visión. Estaba sentada una mujer de unos 35 o 39 años no sé exactamente, con la cara...