Manuscrito Encontrado En Una Botella

Manuscrito hallado en una botella 
(1833)
de Edgar Allan Poe 
(1809-1849)

Sobre mi país y de mi familia tengo poco que decir. Un trato injusto y la duración de años me han alejado de uno, y alejado de mí el otro. Mi patrimonio me permitió recibir una educación sin ningún orden común, y una inclinación contemplativa permitió que convirtiera en metódicos los tempranos estudios diligentementeadquiridos. - Más allá de todas las cosas, el estudio de los moralistas alemanes me dio gran alegría, no de una admiración mal aconsejado a su elocuente locura, sino por la facilidad con la que mis hábitos de pensamiento rígido me permitían detectar sus falsedades. A menudo me han reprochado la aridez de mi genio, una falta de imaginación se me ha imputado como un crimen, y el escepticismo de misopiniones en todo momento ha hecho notorio. De hecho, una fuerte inclinación por la filosofía física haya, me temo, teñido mi mente con un error muy común en esta época - me refiero a la costumbre de referir sucesos, aun los menos susceptibles de dicha referencia, a los principios de esa ciencia. Después de todo, ninguna persona puede ser menos propenso que yo a alejarse de los severos límites dela verdad por el Fatui Ignes de la superstición. Me ha parecido conveniente sentar esta premisa, no sea que la historia increíble que debo narrar no sea considerada el desvarío de una imaginación desbocada, sino la experiencia de una mente para quien los ensueños de la fantasía han sido letra muerta y nulidad.
Después de muchos años de viajes al extranjero, me embarqué en el año 18 -, desde elpuerto de Batavia, en la isla rica y poblada de Java, en un viaje al archipiélago de las islas de la Sonda. Yo iba como pasajero -, sólo inducido por una especie de nerviosa inquietud que me acosaba como un demonio.
Nuestro barco era un hermoso barco de alrededor de 400 toneladas, cobre fijado, construido en Bombay en madera de teca de Malabar. Transportaba una carga de algodón y el aceite, de lasislas Laquevidas. También llevábamos a bordo fibra de coco, azúcar morena, manteca, cocos, y algunos casos de opio. La estiba se hizo con torpeza, y el barco escoraba.
Nos pusimos en marcha con un soplo de viento, y durante muchos días permanecimos cerca de la costa oriental de Java, sin otro incidente que quebrara la monotonía de nuestro curso que el ocasional encuentro con algunos de losganchos pequeños del archipiélago al que nos estaban obligados.
Una noche, inclinado sobre la borda, observé un nube muy singular y aislada, al noroeste Fue notable, así por su color, sino por ser la primera que veíamos desde nuestra partida de Batavia. La observé con atención hasta el atardecer, cuando se extendió por todo a la vez hacia el este y el oeste, ciñendo el horizonte con una angosta franjade vapor, y el aspecto de una larga línea de playa. Mi aviso Pronto atrajo por la aparición de color rojo oscuro de la luna, y el carácter peculiar de la mar. Este último fue sometido a un cambio rápido, y el agua parecía más transparente que de costumbre. A pesar de que claramente podía ver el fondo, sin embargo, al echar la sonda, he encontrado el barco navegaba a quince brazas. El aire se pusointolerablemente caluroso y cargado de exhalaciones en espiral, similares a los derivados del hierro del calor. Como llegó la noche, cada soplo de viento se desvaneció, una calma mayor que es imposible de concebir. La llama de una vela sobre la popa sin el movimiento por lo menos perceptible, y un pelo largo, que se celebró entre el índice y el pulgar, colgaba sin la posibilidad de detectar unavibración. Sin embargo, el capitán dijo que no percibía indicación de peligro, y como estábamos a la deriva en el cuerpo a la costa, ordenó a las velas que se enrolla, y el ancla. No apostó vigías y la tripulación, compuesta principalmente por malayos, se tendió deliberadamente sobre cubierta. Fui abajo - no sin un mal presentimiento. De hecho, todas las apariencias me advertían la inminencia de...