Mariano Moreno

Mariano Moreno


Apenas se embarcó, empezó a sentirse mal. Tenía que llegar a Londres a cumplir una misión imposible. La navegación se hacía lenta y Mariano Moreno se debilitaba cada vez más.
Sus compañeros de viaje querían que lo viera un médico en Río de Janeiro. Pero Moreno no llegó a las costas brasileras. El cuatro de marzo de 1811, después de agonizar dos días, falleció en alta mar.Apenas la noticia de su muerte corrió por el ex virreinato del Río de la Plata, se alzaron voces denunciando un posible asesinato. Los dos partidos que se habían formado después de la revolución de mayo de 1810 se polarizaron.
Hubo destierros y venganzas.
Sólo una persona, una mujer, estaba más allá de estas disputas. Se trataba de María Guadalupe Cuenca, la joven esposa de Moreno. Ella le habíaescrito una carta tras otra desde que había dejado el puerto. Llena de dolor, guardó su pluma y se llamó a silencio. Sabía que su Moreno no volvería nunca más.

Bien criollo y bien porteño
“El 23 de septiembre de 1778 nació mi hijo Mariano, al caer de las cuatro de la tarde y el día 25 se bautizó en la parroquia de San Nicolás”. Así dejó asentado su padre, don Manuel Moreno Argumosa, la venidaal mundo de su primogénito. Tenía tantos hijos que los iba anotando en una libreta, quizás para no olvidarse de ninguno: Mariano, Manuela, Manuel, Nieves, Micaela, Eusebio, Teodoro María, Teodoro José, Ana María y Telésfora.
Los Moreno no nadaban en la abundancia. Don Manuel era oficial de las Cajas Reales, una suerte de empleado administrativo. No era un puesto demasiado brillante, pero donManuel estaba conforme de haberlo conseguido. Nacido en un pueblito perdido de Santander, en España, pudo escapar a su destino de pastor aprendiendo a leer. Se empleó en un barco como escribiente, y a las órdenes de un oficial recorrió América.
En una tormenta naufragaron en lo que ese entonces se llamaba la isla del Fuego. Los sobrevivientes estaban condenados a morirse de soledad en ese páramohelado. Pero el capitán tuvo la disciplina de racionar la poca comida que quedaba y la tripulación construyó, con las ruinas del barco, una embarcación más pequeña con la que pudieron hacerse nuevamente a la mar y alcanzar arañando el puerto de Buenos Aires. Don Manuel Moreno juró no embarcarse nunca más.
Mariano dio señales pronto de una inteligencia inusual. Aprendió a leer de la mano de AnaValle, su mamá, mucho antes de ingresar a la escuela del Rey. Podía recitar de memoria, tenía mucha sensibilidad y carisma. A los ocho años se enfermó de viruela. Estuvo a punto de morirse, pero se aferró a la vida. Las huellas de la enfermedad le dejaron marcas en la cara.
Estudió luego en el Real Colegio de San Carlos. Allí conoció a Fray Cayetano Rodríguez, un sacerdote nacido en San Pedro. Sehicieron muy amigos. A los dos les gustaba escribir poesías. Cuando terminó la escuela, estuvo un año tratando de conseguir el dinero para emprender estudios superiores. Un amigo de Fray Cayetano, el padre Iriarte, le ofreció alojamiento en el Alto Perú, para estudiar en la Universidad de San Francisco Xavier, una de las dos únicas que había en todo el virreinato.
Como el viaje era por tierra y nopor mar, don Manuel le dio su bendición. La única condición era que estudiara para sacerdote.

La experiencia altoperuana
La travesía al Alto Perú duró dos meses y medio. En mitad de camino, en Tucumán, Mariano se enfermó y sus compañeros de viaje lo abandonaron en una posta.
Estuvo quince días postrado, hasta que se recuperó y llegó a Chuquisaca (hoy Sucre, Bolivia), más tenaz que la mulaque lo conducía por el altiplano, los primeros meses de 1800.
Un nuevo siglo comenzaba, perfumado por los aires de la Revolución francesa. Lo alojó el canónigo Matías Terrazas. Este hombre, adinerado y culto, tenía una estupenda biblioteca que incluía los libros prohibidos por la inquisición española. Moreno pudo leer a Rousseau y a los iluministas franceses, a Villaba y a Jovellanos.
Las calles...