Mis Expresiones

Confusión.
Más invisible se hacia cada día. Era mágico y triste para ella.
Los días pasaban y nadie le hablaba. Los profesores ni se daban cuenta de que no le entregaban la hoja de prueba. Pero ella no decía nada respecto a eso. ¿Por qué? Pues ella, manteniéndose optimista, se decía: “Si no digo nada, haré la prueba el próximo día y estaré más preparada.”
Los días eran bastante lluviosos.Eso la calmaba. Se iba a la terraza de un viejo edificio, solo para sentir como la fría lluvia caía sobre ella.
“¿Quién me extrañará?” Dijo ella mientras miraba hacia abajo y veía como pasaban los autos. “Nadie.” Le respondió la voz que siempre tenia en su cabeza. Ella siguió mirando hacia abajo. Sonreía. Quien sabe porque sonreía después de haber escuchado algo así. ¿Acaso tú lo sabes?
Ellase alejo de las barras de seguridad, levanto los brazos y empezó a girar mientras las gotas de lluvia caían delicadamente sobre ella. Su cabello se torno brilloso, su sonrisa se empezó a ampliar, la ropa mojar y sus ojos llorar. Paro de golpe y se dio una fuerte cachetada. “No lo hagas estúpida.” Dijo en voz baja.
Las cosas quizás podían empeorar o mejorar. Quien sabe. Mejor no pensar en eso. Quetodo pase como tenga que pasar.
Carolyn es su nombre, tiene dieciséis años y su vida no es como se la imaginaba. Pero se conformaba con lo que tenía. La escuela de vez en cuando le bajaba la autoestima, la comida se le antojaba menos y se la pasaba mayormente en el metro viendo como subía y bajaba la gente. Era ese pasatiempo o dormir.
“Lunes, otra vez. La misma música, las mismas voces, otravez.” Dijo ella en sus pensamientos. Subió las escaleras de salida del metro La Moneda y se dirigió al colegio. Lo único que quería en ese momento era estar en los columpios. “¿Y por qué no? Solo faltarás un día. No es gran cosa.” Le dijo la voz. Ella se preguntó lo mismo y decidió ir. Es que eran muy agradables. Fíjate bien lo que digo, puse “eran” en vez de “son”.
Vio los columpios y sesentó. Con el pie empezó a irse hacia adelante y hacia atrás. No había nadie, suerte para ella que no le gusta estar columpiándose con gente cerca. No es que no disfrutara la compañía o algo parecido, es que así se siente más tranquila y aprecia más lo que está a su alrededor. Como sentir el aire, sentir como su corazón palpita, el sonido de las hojas; le gusta todo eso que es tan pequeñito, pero que alponerle atención es lo más hermoso del mundo.
Alguien se sentó junto a ella. Era una niñita. Su vestido era color azul y su cabello negro desordenado.
-Hola. –Saludó la niñita-
-Hola. –Dijo Carolyn-
-Ahora te estoy acompañando –Sus pequeños pies se empezaron a mover. Como si estuviera feliz-.
-¿Y que hacías antes?
-Corría hacia acá.
-¿Y por qué corrías?
-Quería alejarme. –Sucabeza se inclino hacia abajo- ¿Qué haces tú aquí?
-No quería ir al colegio.
Hubo un silencio. Mientras la niñita miraba hacia abajo, Carolyn la contempló. Sus hermosos ojos azules hacían juego con el vestido. Sus zapatitos negros brillaban con las gotas que caían sobre ellos. Las mejillas eran rosaditas y muy tiernas. Era la especie de niña que Carolyn siempre quiso ser.
-Vamos –Le dijo laniña a Carolyn-. Vamos al metro.
Sin dudar un instante hizo caso. La niña tomo la mano de Carolyn y fueron juntas.
El aire del metro tenía olor a café. Eso le recordó a Carolyn una promesa que hizo cuando estaba en el metro tres días antes de que su más preciada amiga muriera: “Juntas para siempre, hasta el final. En las buenas y en las malas, en el terror y en la paz. Juntas para siempre, hastael final.” Después de eso nunca más volvió a prometer algo.
-¿Cómo te llamas? –Preguntó Carolyn de repente-
-Isabel -Respondió con voz dulce-.
-Que bonito -Respiro hondo y volvió a preguntar-. ¿Cuántos años tienes?
-Seis. El próximo mes cumpliré siete.
-Eres una peque muy linda.
-Gracias. -Hubo un silencio y volvió a hablar-. ¿Sabes? Ahora que estamos sentadas, aprovecha de...