Monólogo de Hamlet
HAMLET.–
Ser o no ser. Esa es la cuestión. ¿Qué es más noble? ¿Permanecer impasible
ante los avatares de una fortuna adversa oafrontar los peligros de un turbulento mar
y, desafiándolos, terminar con todo de una vez? Morir es… dormir… Nada más. Y
durmiendo se acaban la ansiedad yla angustia y los miles de padecimientos de que
son herederos nuestros míseros cuerpos. Es una deseable consumación: Morir…
dormir… dormir… tal vez soñar.Ah, ahí está la dificultad. Es el miedo a los sueños
que podamos tener al abandonar este breve hospedaje lo que nos hace titubear, pues
a través de ellospodrían prolongarse indefinidamente las desdichas de esta vida. Si
pudiésemos estar absolutamente seguros de que un certero golpe de daga terminaría
con todo,¿quién soportaría los azotes y desdenes del mundo, la injusticia de los
opresores, los desprecios del arrogante, el dolor del amor no correspondido, la
desidiade la justicia, la insolencia de los ministros, y los palos inmerecidamente
recibidos? ¿Quién arrastraría, gimiendo y sudando, las cargas de esta vida, sino
fuese por el temor de que haya algo después de la muerte, ese país inexplorado del
que nadie ha logrado regresar? Es lo que inmoviliza la voluntad y noshace concluir
que mejor es el mal que padecemos que el mal que está por venir. La duda nos
convierte en cobardes y nos desvía de nuestro racional curso deacción. Pero…
interrumpamos nuestras filosofías, pues veo allí a la bella Ofelia. Ninfa de las
aguas, perdona mis pecados y ruega por mí en tus plegarias.
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