Murel

Setenta y tres años. Riobambeño, revolucionario y comunista. Contestatario y rebelde. Pintor,
dibujante y muralista. Guillermo Muriel no ha dejado de pintar aun en las peores condiciones. 

Muriel, quien se define más como profesor que como artista plástico, dice que no pinta por profesión, sino por vocación. Esta es una frase común. Pero en el caso de Muriel es su
filosofía de vida. Y por estavocacación, Muriel ha escondido celosamente su obra hasta llegar al punto de casi ocultarla de los ojos del público.

Pero hoy, los dibujos de Muriel salen de la clandestinidad para exhibirse en la sala Miguel de Santiago de la Casa de la Cultura.

El dibujo lo atribuye a su padre. Y no porque él era pintor, sino porque desde pequeño, en un acto casi intuitivo, Muriel se sentaba frente a un cajónde revistas y observaba. 

Después esta observación se convirtió en bocetos regados por toda la casa y en la materia preferida de la escuela.

Y más tarde, esta vocación se convirtió en lo que sería su vida: pintar. Pero la clandestinidad siempre lo acompañaba. Por eso, recién a los 20 años decidió ingresar a la escuela de
Bellas Artes.

Lo que viene más tarde, es una cadena de sucesos. Lainfluencia de los muralistas mexicanos, la militancia política, la pintura como medio de protesta. Y la frustración.
Muriel dice ser un muralista frustrado. 

Estuvo a punto de ir a estudiar en México, pero por falta de dinero solo llegó a Bogotá, en donde trabajó junto a Pedro Nel Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo y Alipio Gómez, de quienes
aprendió mucho.
Pero no por ello se alejó de este movimiento. Elmuralismo ha marcado sus óleos.

Quienes lo conocen (Rodríguez Castelo, por ejemplo) dicen que su obra es la afirmación más rotunda del expresionismo social, pero como no hay mejor crítico que uno mismo, y Muriel
prefiere definirse como un pintor abierto a todas las corrientes, a todas las técnicas y tendencias. 

La militancia política no solo marcó su vida personal, sino también su vocación."Sequía", un mural con tintes políticos, hecho en 1951, fue destruido. Ahí fue cuando Guillermo Muriel decidió alejarse de Quito. 

Cuando regresó a Quito, fue nombrado profesor en la escuelade Bellas Artes. Fue una manera de sobrevivir. Muriel piensa que si se hubiera dedicado totalmente a la pintura, es posible
que hoy tan solo sería el maestro y no el pintor.

Ahora piensa distinto sobre lapolítica. Ya no se apasiona tanto, como hace años, como cuando formó el contestatario grupo Van. Es de esos pintores que jamás podrá repetir una
obra y que nunca -de eso está seguro-pensará que ha llegado la cumbre de su carrera. Por eso, mientras viva, su pintura seguirá en la clandestinidad. 
Esta quizá sea la única oportunidad para ver de cerca y en detalle la obra de Guillermo Muriel (Riobamba,1925), ese pintor mítico de la Vanguardia Artística Nacional (VAN) que a fuerza de ausencia (prefería trabajar a exhibirse) empezó a antojarse imaginario.
Pero no lo es. Y desde este 5 de julio, 500 de sus trabajos en pintura, dibujo y escultura se muestran en la sala Joaquín Pinto, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE). ‘Vivir para pintar’ es el título de esta retrospectiva armada por sus hijosBelém y Álvaro, junto al historiador del arte Stéphen Rostain, y con el apoyo de Guido Díaz, director de museos de la CCE.
La idea surgió hace tres años, cuando Álvaro Muriel pensó que ya era hora de hacer justicia a la dimensión de la obra de su padre -de la que hay un registro mínimo en imágenes y texto, por esa especie de exilio al que Muriel mismo se confinó– publicando un libro sobre él.Cuando Raúl Pérez Torres, presidente de la CCE, y Guido Díaz se enteraron, le propusieron a Belém Muriel un proyecto aún más ambicioso: hacer una retrospectiva. Ahora habrá libro, muestra y documental.
 Muriel es el protagonista de un momento clave para la pintura nacional (la Antibienal de 1968, promovida por la VAN), de ahí se nutren por ejemplo Los 4 Mosqueteros: Román, Unda, Iza y Jácome; y...