Más Malo Que Mentirle Al Psicólogo

“Más malo que mentirle al psicólogo”

A principios del año 2002 el Consejo Provincial de Protección al Menor (de la provincia de Córdoba) comienza un proceso de fragmentación que concluye a fines de ese mismo año con su disolución definitiva. Bajo la órbita de la Secretaría de Justicia se crea la Dirección de Atención Integral del Niño y Adolescente en Conflicto con la Ley Penal, la cualtoma a su cargo uno de esos fragmentos del C.P.P.M.: el Área Correccional. Entonces, la supuesta “clientela” a la que esta nueva Dirección dedica sus afanes son, al menos potencialmente, todos aquellos jóvenes menores de edad que tengan una causa abierta, por algún delito, en alguno de los juzgados correccionales de menores. Digo “supuesta” pues si se trata en efecto de clientes son unosclientes muy singulares ya que no suelen tener interés en recibir los servicios que, en realidad, más bien les son impuestos.
En este contexto institucional, en septiembre u octubre de 2002, comencé a atender a una chica que entonces tenía 17 años y medio y estaba internada en un Correccional para mujeres adolescentes desde hacía nueve o diez meses, imputada por un delito grave, por lo cualactualmente sigue allí (hoy su permanencia alcanza un año y diez meses) y es muy probable que permanezca internada como mínimo un año más; pero su situación es bastante incierta. Esta prolongación no tan habitual de la internación condiciona muchas cosas; entre ellas - y por eso lo menciono - cierto aspecto de publicidad al que me voy a referir.
Empecé a atenderla con cierta regularidada pedido de la psiquiatra del equipo en que desempeño mis funciones, quien por esa época había tenido que intervenir en varias ocasiones porque la chica venía presentando conductas muy problemáticas (trasgresiones serias y reiteradas a las normas institucionales, participación en motín, crisis, etc). Tales estridencias habían comenzado poco antes del inicio del juicio penal de los mayoresimplicados en la causa y prosiguieron, aunque algo atemperadas, luego de la finalización del mismo y el establecimiento de la condena a los mayores.
El personal del instituto, es decir, operadoras, docentes especiales, equipo técnico y directora, no estaba, respecto a esta chica, en una posición precisamente favorable o auspiciosa. Al menos aquellos con los que he tenido ocasión de hablar y,en particular, el psicólogo. Es preciso admitir que tenían sobrados motivos ya que, en la cotidianeidad institucional, ella le hacía la vida bastante difícil a casi todo el mundo, incluso a muchas de sus compañeras.
Las referencias con que me la presentaron (y que no dejan de seguir en pié en el contexto institucional, a pesar de sus cambios conductuales) pueden resumirse en esto:“mentirosa, manipuladora y perversa”.
En tal presentación estas tres características se entrelazaban y en parte se superponían porque la manipulación aparecía subsumida en la perversión y la mentira sobre todo en función de instrumento privilegiado para manipular. No se trataba de la mentira más o menos fantasiosa - que no provoca mayores repulsas - ni de la mentira más o menos esperable y hastacierto punto tolerable en su situación. Lo intolerable parecía y parece ser un cierto plus del mentir anudado al manipular “con las peores intenciones”. Con esta “mentira manipuladora” el problema no parece ser tanto la mentira como la intención, intención de engaño y estafa, más allá incluso de los posibles beneficios a obtener.
¿En qué sentido, entonces, “perversa”? Los indicadores básicosque se describían eran: no le importa o incluso goza del sufrimiento o el malestar del otro - correlativamente, no siente culpa - todas (pero absolutamente todas) sus relaciones con el otro están comandadas por cierta intención manipuladora cuando no dañina. Vagamente se asociaban otros signos como la burla, el mantenerse fuera, cierta ausencia de compromiso, actitudes de desafío y...