nada
Pasó al tiempo y un día, mientras estaba estudiando y al mismo tiempo echándole cabeza al tema de la pomada, se me vino a la mente la frase: "El dolor le tienemiedo a Dolorán", a la que le siguieron afirmaciones del tipo: "Frotando, frotando, el dolor se va acabando" y "Dolorán se frota y el dolor se marcha". Yo no concebí la idea pensando en que elque hablara fuera un médico, eso se dio después. Nunca pensé que el asunto fuera a "pegar", como dicen popularmente, pero así fue.
El comercial comenzó siendo una cuña de radio emitida enla emisora Altos del Combeima, en Ibagué. En esa época en que la radio era aún incipiente, uno se encargaba de todo. Así, yo mismo hacía locución, producción, montaje y hasta inventabaeslóganes. Recuerdo que al comienzo mi interlocutora, la que respondía "sí, señor", era una mujer llamada Susana, que trabajaba en La voz de Bogotá y después se fue a Miami y no supe más de ella.En cincuenta y cinco años que lleva la campaña al aire solo hemos necesitado hacer cinco locuciones de audio —lo que quiere decir que son campañas de larga duración—, la última de ellashace unos años, cuando el comercial se llevó a la televisión. Yo no salí en el comercial, puse mi voz, la persona que hace de médico es alguien más.
Mi voz es más conocida por elnoticiero Alerta Bogotá, y muchas veces, cuando entro a un lugar, la gente me reconoce, a pesar de que yo no me presento como Cristóbal Américo Rivera, nombre que uso al aire, sino como CristóbalRivera, a secas. Y sí, puede ser que la fama de Dolorán se deba en algo a mi voz, pero el producto no sería exitoso si no fuera bueno. Yo mismo lo he usado un par de veces y me ha servido.
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