Naves negras ante troya

El principe de las hadas

I. Háblame de las hadas...
Bebé está junto a la ventana abierta del cuarto azul, con las piernas cruzadas, sintiendo el viento frío que se cuela. Es el primer mes de invierno. Tiene el pompón de tres colores en la cabeza, la sonrisa que todo lo ilumina y los cachetes untados de uvas moras.
Todo está en silencio. Un suspiro se escapa del corazón que duerme cubiertocon la frazada de estrellas. Sobre la almohada, Georbis se frota los ojos y los abre.
Bebé tiene sobre las piernas cruzadas un libro grande, como éste, con muchas ilustraciones, como éste. Hay dragones, brujas, tinieblas infinitas y soles esplendorosos, castillos que flotan sobrenubes y un montón de lucecitas como luciérnagas que hacen ronda sobre los troncos cortados del bosque. Un libro demisterios.
Georbis tiene los cabellos erizados, y puestos a endurecer con cera de abejas traída de monte adentro, un pijama de lunas y sus medias de noche profunda.
Bebé sabe mucho de los misterios, porque ha leído mucho y ha visto mucho, y porque ha recorrido todo el mundo mágico, y todo lo que hay detrás de los sueños de los niños, esos lugares que no pueden conocer la gente grande a menosque nunca hayan dejado de ser niños, como dijo alguien.
Georbis sonríe, y Bebé sabe qué es lo que quiere Georbis con esa sonrisa. Georbis quiere cuentos para volver a dormir. Y Bebé tiene muchos cuentos para su amigo.
-Háblame de las hadas -dice Georbis, muy bajito.
Bebé se quita el pompón de tres colores. Se pone en la cabeza la corona de papel de plata que Georbis le regaló alguna vez.Enciende una vela, y el viento se queda junto a ellos, porque quiere escuchar.
Todo está en silencio. Las lunas escapan del pijama de Georbis y la noche se cierra.
Afuera, se escucha un relincho de unicornio.
II. Cabalgata de las hadas al anochecer
Sol poniente.
El frío adelgaza la hora del crepúsculo.
Este viento de leyenda antigua mece las ramas de las hojas rojas y amarillas queadormecen tus susurros, levantando el vuelo, arremolinándose y volviéndose a posar.
Más allá de la planicie, el bosque encantado donde miles de árboles presentan sus trajes de invierno.
Llévame de la mano, reina de las hadas, recorramos el trillo de la hiedra, el jacinto, las prímulas y serpoles, las hierbas canas.
Duerman las flores por el poder de la estación, vieja añoranza de cabalgataen corceles blancos, pequeños como dedales, túnicas transparentes para hacerse invisible, perros de cacería del tamaño de hormigas que ladran anticipando la llegada de las hadas cabalgantes, al son de trompetas de pétalo que la Gente Menuda confecciona en el bosque invernal.
Anochece. Los últimos rayos en un cielo naranja y rosa dibuja esas columnas de cartón como un viejo palacio abandonado porlos hombres, y como un beso vemos a las hadas revoloteando en la oscuridad que comienza a apoderarse de mi sueño, y un caballero de barba y cinturón atraviesa el aire sobre un abejorro blanco que relincha mientras vuela.
III. La reina de las hadas
La reina de las hadas me sonríe. De su sonrisa sale el frío y de sus cabellos el viento que sopla en el cuarto azul y en todos los rincones delmundo.
Su corona es una violeta que echó raíces en su cabeza y nunca se marchita, y cuelgan de sus brazos diminutos carámbanos en los que se refleja su mirada bicolor.
Uno de sus ojos es de un naranja intenso, y el otro gris como el cielo encapotado.
La reina de las hadas vuela el mundo sobre la mariquita roja de pintas negras, y con su vara -que parece una serpiente seca- hace que lashojas pierdan el color verde, que se abran los cielos y uno llore cuando tiene miedo de perderte. Descansan en su espalda las alitas de libélula, y el bosque canta tonadas invernales que la reina de las hadas quisiera escuchar contigo. Leyendas antiguas, cuentos nuevos para diciembre, que es su mes favorito porque se parece a ella: hermoso y melancólico, un poema de tormenta para un alma feliz....