obra de teatro
Dora: (Angustiada) No. Doña Remedios. Le queda muy bien, muy elegante.
Herlinda: Ese espejo deforma mucho. Tenemos que comprar otro.
Remedios: ¿No se me respinga de atrás?
Concha: Sí.
Remedios: ¿Verdad?
Herlinda: No se le respinga nada. Esta Concha no sabe nada de modas.
Remedios: Pues yo me veo un respingo...
(Herlinda va yle da un feroz tirón a la falda hacia abajo)
Herlinda: Ahora sí. Muy bonito. Realmente nos quedó muy bonito.
Dora: Es un modelo francés.
(Tocan el timbre. Dora va a abrir.)
Remedios: Pues creo que sí está bien. ¿Cuánto falta darles?
Herlinda: Doce pesos.
Remedios: Me lo voy a llevar puesto.
(Vuelve Dora, aterrada)
Dora: ¡Ahí está un hombre del gobierno!
Herlinda: ¿Quéquiere?
Dora: No sé.
Herlinda: Pues pregúntale.
Dora: ¿Le pregunto?
Herlinda: Claro.
(Sale Dora.)
Herlinda: ¿Cuándo se manda hacer otro?
Remedios: Pues anda pobre la patria. A ver.
Herlinda: Doña Remedios, nos llegaron unas telas preciosas. No tiene usted idea.
Remedios: ¿Si?
Herlinda: Preciosas. Hay un brocado amarillo... (Abre el ropero.) Mire, palpe. Pura seda.Remedios: Ay, qué chula está. ¿Y es guinda?
Herlinda: Es charmés de seda. Me las trajeron de Estados Unidos. A nadie se las he enseñado todavía.
(Concha dice por señas que no es cierto: “Qué va, son de aquí.” Remedios la ve, sorprendidísima.)
Remedios: ¿De Estados Unidos?
(Concha insiste: “No, no de aquí”.)
Herlinda: Sí. Me las trae un sobrino, de contrabando.
(Entra Dora,enloquecida)
Dora: ¡Que lo manda la Secretaría de Economía, y ya averiguó que cosemos! ¡Esconde esas telas!
Herlinda: ¡Cómo!
Dora: Trae muchos papeles.
Remedios: ¡Papeles! Ay, Dios, lo que se les viene encima. ¿Ustedes no están registradas?
Dora: ¿En dónde? Ah, no, doña Remedios, figúrese.
Herlinda: (Codazo.) Claro que sí, sólo que Dora no sabe nada, siempre está en la luna.
Dora: Ah,sí, sí estamos.
Remedios: Leí que ahora se han vuelto muy estrictos. Pobres de ustedes. Ya me voy, no me vayan a comprometer en algo. Adiós ¿eh? ¡Qué multota se les espera!
(Sale. Se lleva su otro vestido al brazo.)
Herlinda: Qué tienes que informarle a esta mujer
Dora: Virgen, qué hacemos.
Herlinda: ¿Lo dejaste allá afuera?
Dora: Sí, pero le cerré la puerta.
Herlinda: Tú eresnuestra sobrina, ¿lo oyes?
Concha: Yo no, qué.
Herlinda: Las groserías para después. Tú eres nuestra sobrina, y aquí no hacemos más ropa que la nuestra...
Dora: ¿Y el letrero de la calle?
Herlinda: ... Y la de nuestras amistades. Y ya.
Dora: Ay, yo no creo que...
Herlinda: ¡Esconde ese vestido!
(El de la cama.)
(Toquidos en la puerta.)
El Empadronador: (Fuera.) ¿Se puede?Dora: (Grita casi.) ¡Ya se metió!
(Y se deja caer en una silla.)
(Herlinda duda un instante. Abre.)
Herlinda: (Enérgica.) ¿Qué se le ofrece, señor?
El Empadronador: (Avanza un paso.) Buenas tardes. Vengo de la...
Herlinda: ¿Puede saberse quién lo invitó a pasar?
El Empadronador: La señora que salía me dijo que...
Herlinda: Porque esta es una casa privada y entrar así es un...ama –a-llamamiento de morada.
El Empadronador: La señora que salía me dijo que pasara y...
Herlinda: ¡Salga usted de aquí!
El Empadronador: Oiga usted...
Dora: ¡Ay, Dios mío!
Herlinda: (Gran ademán.) ¡Salga!
El Empadronador: (Cobra ánimos.) Un momento, ¿echa usted de su casa a un empadronador de la Secretaría de Economía? ¿Y enfrente de testigos?
Herlinda: No, tanto comoecharlo, no. Pero... ¡Yo no lo autoricé a entrar!
El Empadronador: Mire: estoy harto. El sastre me amenazó con las tijeras, en la tortillería me insultaron. ¿Ve usted estas hojas? Son actas de consignación. Si usted se niega a recibirme, doy parte.
Herlinda: ¿Pero qué es lo que quiere?
El Empadronador: Empadronarlas. ¿Qué horas son? (Busca el reloj.) ¡Es tardísimo! (De memoria, muy...
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