opera

Cada compañía de ópera, descontados los retos artísticos, se ofrece como una respuesta imaginativa a las más diversas dificultades. Más si se trata de una Casa autónoma, que en cada función le rindeun culto a la tenacidad de la independencia. Su hazaña es la de seguirle apostando, temporada tras temporada a un escena viva, que vuelva a convocar en sus colores a unos públicos cada vez másacostumbrados a la experiencia de lo virtual. Abre un refugio para el sonido a contramarcha escépticos o amantes de lo efímero. Fundada en 1976 bajo la tutela de COLCULTURA, La Ópera de Colombia es elproyecto operístico más importante de la historia de nuestro país. La crónica de sus días es también una realización empresarial y artística sin precedentes en América Latina, aún a pesar de susintermedios. Distintos eventos han llevado a los miembros de la Fundación Camarín del Carmen – hoy responsable- a imaginar nuevos espacios para la dignidad de lo lírico.

Y este legado ha continuado intactobajo la atenta dirección de Gloria Zea: espíritu silencioso detrás de cada escena, a quien el país no sólo le debe la presentación de espectáculos dignos de los mejores teatros del mundo sino laformación de varias generaciones de cantantes dentro de los que destacan Marta Senn, Juanita Lascarro, César Gutiérrez, Valeriano Lanchas, Sofía Salazar y tantos otros, además de un grupo de diseñadores yescenógrafos que han sabido cruzar las fronteras hasta los límites de lo impensado. Por no mencionar la consolidación de un Coro propio considerado como uno de los más destacados de la escenaamericana.

Desde aquella primera La Traviata de 1976, La Ópera ha presentado a la audiencia colombiana los más exigentes títulos del repertorio lírico. Ayudada en sus inicios por la intervención del bajocolombiano Francisco Vergara contó con la colaboración de la ópera de Colonia de donde provenían muchas de las producciones.

Tras la presentación de Don Carlo de Verdi en 2011, Manon de Massenet,...